El remero español Rodrigo Conde ha antepuesto su salud a su carrera profesional. A sus 23 años ha tomado la decisión de renunciar a su plaza para el doble scull ligero en los Juegos Olímpicos de Tokio por el bien de su integridad física, en riesgo por el corte de peso obligado para poder participar en esta modalidad.

En el doble scull ligero, los dos remeros tienen que pesar una media de 70 kilos, sin que ninguno de los dos sobrepase los 72.5. Algo que cada vez se le fue haciendo más complicado a un Rodrigo Conde de 1.75 de altura. “Tenía ansiedad, insomnio, pérdidas de memoria, problemas psicológicos… En las últimas pruebas médicas pesaba 79 kilos, con un 7% de grasa. Tengo cinco kilos de grasa en el cuerpo y aún tendría que perder nueve”, explica el remero en sus redes sociales mediante un vídeo que ha supuesto toda una liberación para él.

Rodrigo Conde llevaba 18 años practicando esa modalidad de remo, pero finalmente ha dicho basta a tanto sacrificio perjudicial para la salud. Comunicó la decisión a su entrenador y a su compañero Manel Balastegui, con el que fue campeón mundial Sub-23, y la comprensión de ambos también le significó un alivio. “Me dijeron que les fastidiaba no terminar juntos este camino que habíamos iniciado. Pero tras tanto tiempo, ellos son también como una familia, y desde esa perspectiva lo entendían y querían lo mejor para mí”.

“El estrés y la ansiedad habían llegado a un grado insoportable. Cualquier cosa que comía no la disfrutaba, sólo pensaba en cómo debía quemarla luego. Hubo veces que bajaba el peso con deshidrataciones muy poco saludables”, confiesa el remero internacional, antes de admitir que haber tomado esta decisión es “como si me hubiera quitado de la espalda una mochila de mil kilos”.