Habrá que esperar, al menos, una temporada para ver debutar en el basket universitario a uno de los jugadores sobre los que hay más expectativas de futuro puestas. No en vano, por genética, no le quedaba otra que darle al deporte de la canasta: Shareef O'Neal.

El hijo del mítico Shaquille O'Neal había sido inscrito en el equipo de UCLA, su universidad, donde iba a disputar su primera temporada en la NCAA. Sin embargo, en una revisión rutinaria por parte de los médicos del equipo, le detectaron una afección cardíaca que requiere una intervención quirúrgica.

A sus 18 años, es todo un portento físico de 2,06 metros de altura que ya llamó la atención no sólo por ser hijo de quien es sino también por sus cualidades en la última temporada entre los mejores jugadores de instituto de Estados Unidos.  Fue puntuado con cuatro sobre cinco por los principales ojeadores de las universidades estadounidenses, lo que le valió ser el octavo mejor '4' (ala-pívot) del país entre los de su edad.

Cuando se ha confirmado la noticia, filtrada por el portal TMZ, Shareef ha señalado que se siente "bendecido de estar viviendo aquí hoy", en relación a su situación médica. "Es uno de esos momentos en la cancha que no podría ser el último. Volveré al mundo del baloncesto, sólo espera por mí. Os echaré de menos pero siempre estarás en mi corazón", le escribe, de forma alegórica, al baloncesto.

Este año que estará de baja deportiva lo aprovechará para centrarse en su formación académica. "Durante mi recuperación voy a ser uno más. Iré a clase y seré un estudiante más", ha prometido.