Insultos, mentiras y hasta escupitajos. Parecía que no se podía degradar aún más la política, pero ayer algunos diputados de ERC confirmaron que siempre se puede ir a peor.
Rufián desde su escaño y su compañero Jordi Salvador escupiendo a un ministro se saltaron de nuevo las mínimas normas de civismo.
Si su objetivo es denigrar más la política española, lo están consiguiendo.
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