Tras recibir varias quejas de vecinales sobre la venta de sustancias estupefacientes, los investigadores se desplazaron a la localidad y comprobaron en pocas horas que una de las viviendas tenía un trasiego constante de compradores de droga.
A los agentes les sorprendió la "inmensa" actividad del domicilio, en el cual los clientes tenían incluso que hacer colas en horas punta para conseguir su dosis.
Durante la entrada y registro, el ahora detenido supuestamente intentó deshacerse de la droga tras arrojarla a un patio interior desde una ventana del baño de la vivienda. Tras ser recuperada, se trataba de un kilo y medio de cogollos de marihuana, secos y listos para su venta al menudeo, que hubiese supuesto más de 7.500 euros. Ante estos hechos, los agentes detuvieron a ambos como presuntos autores de un delito contra la salud pública.
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