'Biedermeier', el arte nacido de la desilusión, la comodidad y el lujo de la burguesía centroeuropea

  • Con los cambios que trajo la Revolución francesa, la burguesía austriaca vio truncada la posibilidad de ganar poder político cuando volvió el absolutismo.
  • El movimiento artístico y literario Biedermeier ilustra cómo, desengañados de la política, se centraron en la prosperidad en los negocios y la felicidad personal.
  • Una gran exposición en Viena reune retratos, paisajes y escenas costumbristas y los acompaña de exquisitos muebles de una corriente en la que primó el diseño.
Óleo de Friedrich von Amerling del año 1838
Óleo de Friedrich von Amerling del año 1838
Friedrich von Amerling - © On loan from the Picture Gallery of the Academy of Fine Arts, Vienna, Photo: © Belvedere, Vienna
Óleo de Friedrich von Amerling del año 1838

Aunque la Revolución francesa (1789) abría la puerta al fin del absolutismo, el desarrollo sangriento y después la escalada de Napoleón pusieron en guardia a las monarquías en Europa. La ilusión de crear constituciones y parlamentos se desvanecía y entre la burguesía centroeuropea, ávida de ganar poder político, crecía el desencanto.

Los burgueses de la Austria imperial comprobaban cómo se les dejaba fuera del proyecto político en el Congreso de Viena (1815), una reunión internacional organizada para que el poder pusiera las cosas en su sitio. Se establecieron leyes que impidieran revoluciones futuras y se impulsó la restauración de los gobiernos absolutistas. La burguesía abandonó cansada la carrera y se centró en la felicidad personal, en la prosperidad de los negocios y la tranquilidad familiar: así nació el movimiento literario y artístico del Biedermeier.

Melancolía disfrazada de elegancia hogareña

El diseño de interiores, el ocio y la moda de la burguería vienesa del siglo XIX traslucen en los retratos, paisajes y escenas costumbristas. Con la exposición Ist das Biedermeier? (¿Es esto Biedermeier?), el museo Belvedere de Viena exhibe hasta el 12 de febrero una extensa colección de obras enmarcadas en un género delicado que disfraza la melancolía y el conformismo con comodidad y elegancia hogareña.

Aunque es el tema y no el estilo pictórico lo que prima en el movimiento, el vienés Friedrich von Amerling ocupa un lugar importante por despegarse de los principios académicos. Sus líneas claras y la destreza con que plasmaba el color lo encumbraron a retratista de moda entre la burguesía.

Otro vienés indispensable es Georg Waldmüller, que en medio del confort burgués representó pobreza, desahucios y trabajo infantil. No tan famoso en vida fue Josef Danhauser, 10 años más joven que Waldmüller, que compartió temática social con él como demuestra el óleo de 1836 Der reiche Prasser (El hombre rico).

Elegancia contenida y rococó renovado

El Belvedere, que cuenta con la colección más extensa de arte Biedermeier, elige cerca de 50 obras de sus fondos y añade escogidos préstamos de Alemania, Italia, Eslovenia, Hungría y la República Checa; recordando que el movimiento se sitúa en la historia a las puertas de la creación del Imperio austrohúngaro en 1867. La intensidad del italiano Francesco Hayez y el exotismo y la distinción del húngaro József Borsos documentan cómo se ramificó la sensibilidad de la corriente artística austriaca.

Las pinturas están acompañadas en cada sala de una secuencia de muebles en la parte central. Abundan sillas, divanes y sofás de tapizados brillantes. El Biedermier también supuso una renovación en el diseño y osciló entre la elegancia contenida y la renovación de la estética rococó. La combinación permite al visitante comparar los objetos físicos y los representados en las pinturas.

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