Libia niega que haya impuesto una zona de exclusión y que prohíba actuar a las ONG

El barco Astral de Proactiva Open Arms
El barco Astral de Proactiva Open Arms
AYTO.DE BADALONA
El barco Astral de Proactiva Open Arms

La Armada libia trató este jueves de justificar su acoso a los barcos humanitarios que rescatan inmigrantes en el Mediterráneo argumentado que su objetivo no es impedir su trabajo, "si no organizarlo".

"No hemos impuesto zona de exclusión alguna, ni impedimos a ninguna organización hacer operaciones de rescate si son de forma limpia y transparente. Lo que hemos anunciado es que vamos a organizar el trabajo, que se ha vuelto caótico y arbitrario", justificó la Armada en un comunicado.

La publicación de la nota se produce apenas 24 horas después de que la organización no gubernamental española Proactiva Open Arms denunciara que patrulleras libias retuvieron uno de sus barcos por espacio de dos horas en aguas internacionales y trataron de llevarlo a la fuerza a puerto.

La ONG aseguró, asimismo, que las patrulleras le amenazaron también con disparar si no se alejaba y ponía enseguida rumbo hacia el norte.

El trabajo de las ONG que se dedican al rescate de inmigrantes se ha complicado aún más desde que hace unas semanas la Armada italiana -en coordinación con autoridades en Libia- impusiera una nuevo código de conducta de obligado cumplido que restringe su capacidad de acción y maniobra.

Organizaciones como la propia Proactiva Open Arms han aceptado la nueva normativa, pero otras como Médicos Sin Fronteras se niegan a hacerlo ya que consideran que restringen sus derechos y el de las personas migrantes.

A este respeto, el ministro italiano de Interior, Marco Minniti, ya advirtió esta que la zona de exclusión será autorizada en los próximos días por la Organización Marítima del Mar, aunque advirtió que Libia no tiene capacidad para gestionarla.

Más de 2.000 desaparecidos en el mar

La Armada libia, por su parte, acusa desde hace meses a la ONG de ayudar a las mafias y causar con su presencia en el mediterráneo un efecto llamada, ya que su proximidad a la costa hace que el viaje se considere menos arriesgado.

"Los inmigrantes ahora saben que no tienen que estar durante días a la deriva en el mar. Que son localizados enseguida y llevados a Italia", argumentaba días atrás a efe un responsable del servicio de guardacostas en el oeste de Libia.

Las playas que se extienden entre Trípoli y la frontera con Túnez se han convertido en los últimos dos años en el bastión principal de las mafias que trafican con seres humanos, pese a la presencia de las patrulleras europeas.

Según datos de esta Organización Internacional de las Migraciones (OIM), cerca de 115.000 inmigrantes irregulares han logrado cruzar a Europa en lo que va de año a través del mar mientras que más de 2.240 han muerto o desaparecido en el mar.

Libia es un estado fallido, víctima del caos y de la guerra civil, desde que en 2011 la OTAN contribuyera a la victoria de los rebeldes frente a la larga dictadura de Al Gadafi.

En la actualidad, dos gobiernos se disputan el poder apoyados por distintas milicias: uno sostenido por la ONU en Trípoli y otro en el este bajo la ascendencia militar de Hafter, quien domina cerca del 60% del territorio nacional.

De la anarquía sacan beneficio los grupos yihadistas y las mafias dedicadas al contrabando de combustible, armas y personas.

Por su parte Naciones Unidas ha advertido de que la nueva estrategia de rescate impulsada por la UE, a través de Italia, que restringe las operaciones de las ONG podría conllevar más muertes de inmigrantes en el Mediterráneo.

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