Los árboles, creadores de formas caprichosas y siempre presentes como un símbolo, son en la obra de la artista Melissa Launay un pilar, un hogar y un refugio. Como personajes los imagina "curiosos y juguetones", jóvenes y al mismo tiempo ancianos, siempre acogedores para cualquier ser que los quiera habitar. Los animales actúan como tiernos y silenciosos observadores del curso natural del día.
La vida silvestre —sencilla, explorada por el ser humano pero a la vez mística y llena de escondites inaccesibles— protagoniza muchas de las ilustraciones y pinturas de la autora. En sus trabajos en témpera sobre papel la artista hispanoinglesa, residente en Londres desde 2006, crea una atmósfera "encantada, misteriosa y suave" y hace referencia a un tiempo pasado indeterminado, ensoñador e idílico que recuerda a las historias para niños.
A la hora de identificar su pintura con tres cuentos, la autora escoge Las aventuras de Alicia en el país de las maravillas, Peter Pan y Aladino: una combinación que mezcla los juegos de alocada lógica de Lewis Carroll, el deseo de no ceder al mundo de los adultos de J.M. Barri y la fantasía oriental de Las mil y una noches.
Con la recreación de una arcadia no inventa una estrategia para evadir el mundo real ni un bálsamo para escapar momentáneamente de él: "Más bien represento una realidad que tenemos muy presente cuando somos niños y utilizamos nuestra imaginación". Launay pinta aves, insectos y pequeños mamíferos —pájaros, búhos, zorros, ciervos, libélulas...— y escenarios (nevados o primaverales) que evocan la perpetua búsqueda del juego y de la aventura tan asociados a la infancia con la intención de "estimular al niño que llevamos dentro y crear un sentimiento acogedor".
Ciudades e interiores
Sus influencias pictóricas abarcan las "perspectivas imposibles" del arte mogol, el medieval y el renacentista temprano; abrazan una viva paleta de colores inspirada en Frida Kahlo y Olaf Hajek; exploran el lenguaje naíf de Henri Rousseau y las fantasías de pan de oro del arte bizantino sin dejar de lado a Gustav Klimt.
Aunque la naturaleza domina las obras de la artista, que se siente más inspirada por las "líneas orgánicas y delicadas" que por las "líneas rectas y frías del paisaje urbano", recientemente ha comenzado a representar ciudades e interiores de casas comenzando por la ventana de su estudio londinense, desde la que se ven un jardín y la parte trasera de una iglesia.
Launay escoge entre sus trabajos recientes preferidos Marmalade on toast and an orange (Mermelada sobre tostada y una naranja), donde combina la tranquilidad doméstica del desayuno con el apacible exterior silenciado por la nieve.
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