Varios operarios cerraron ayer uno de los capítulos que más polémica han levantado en la conservación del patrimonio local. Los restos de la muralla de Puerta Real (siglo XII) ya cuentan con un cristal protector, dos años después de que salieran a la luz durante unas obras de pavimentación que se realizaron en la zona.

Con la cubierta –que el Ayuntamiento había anunciado que pondría hace ya siete meses– se cierra una historia de retrasos, que incluyó una paralización de trabajos de Patrimonio de la Xunta. Ahora, aún con cristal,puede que le falte un último capítulo: los restos acumulan basura desde que están al descubierto. Y, aún con cubierta acristalada, todavía puede apreciarse.

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