Separados y protegidos por vallas

Comunidades de vecinos. Cada vez son más las urbanizaciones cerradas por un perímetro de verjas. Una opción residencial que tiene sus ventajas e inconvenientes.
Este tipo de urbanizaciones distribuye sus zonas comunes en torno a un gran patio central. (Archivo).
Este tipo de urbanizaciones distribuye sus zonas comunes en torno a un gran patio central. (Archivo).
Este tipo de urbanizaciones distribuye sus zonas comunes en torno a un gran patio central. (Archivo).

Todos queremos un entorno seguro en el que vivir. Y el nuevo urbanismo nos proporciona una opción que muchos han escogido en los últimos años: barrios residenciales cerrados por un perímetro de vallas o verjas, con entradas vigiladas para peatones, bicicletas y automóviles, lo que facilita el control de los visitantes y proporciona a sus habitantes una sensación de protección.

En España no eran frecuentes hasta hace bien poco, pero su número aumenta. Suelen ser zonas caras y elegantes, en donde se privatiza en parte el espacio público.  Éstos son sus elementos positivos y negativos:

Ventajas

Menos coches.-  La circulación es reducida y más segura. No tienen tráfico que no se dirija a las casas que integran la urbanización, lo que elimina riesgos y contaminación.

Tranquilidad.- Las calles son menos peligrosas para los niños, que pueden caminar o montar en bicicleta con unos aceptables niveles de seguridad.

Silencio.- El nivel de ruido es muy inferior al del resto de la ciudad, siempre y cuando la casa esté situada en el interior del recinto. Si está junto a la calle, la diferencia es mínima.

Seguridad.- Estas zonas tienen una tasa de criminalidad mucho menor que la de los barrios abiertos.

Privacidad.- Los residentes tienen un acceso privado y exclusivo a sus propiedades.

Estabilidad.- Las fincas conservan mejor su valor y no están tan sujetas a las fluctuaciones del mercado.

Inconvenientes

Aislamiento.- Las vallas y las puertas actúan como una frontera entre los espacios públicos y privados y fragmentan la ciudad.

Segregación.- Se produce una inevitable segregación social, ya que, en principio, los no residentes no suelen ser bienvenidos en estos recintos.

Apropiación de espacios.- Cuando las puertas se cierran, a los no residentes se les niega el acceso a infraestructuras, en algunos casos públicas, como parques, jardines, etc.

Obsesión.- La vida en un entorno cerrado puede crear paranoias, por la creación de un estilo de vida obsesionado con la seguridad.

Fragmentación.- Se amplían las diferencias sociales entre los que pueden vivir en ese entorno y los que no.

Gastos.- Los sistemas de control y vigilancia representan un gasto sustancial para aquellos que lo financian.

Suministros.- Se produce un retraso en todas las reparaciones y entregas a domicilio, pues hay que hablar con el agente de seguridad de la puerta para dar permiso de acceso a todo el que llega.

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