Cada día se instala un británico en Cartagena para quedarse a vivir

Ya son 2.794, ocho veces más que en 2002. Ahora son más jóvenes y muchos vienen a trabajar y con hijos. Llegan por San Javier.

Son inmigrantes, pero nadie protesta por ellos ni suelen causar problemas de integración. Además, ya son la tercera nacionalidad más numerosa en Cartagena (exceptuando la española) y la que más ha crecido en cinco años. Se trata de los británicos.

En el año 2002 eran sólo 333 los súbditos del Reino Unido que vivían en el municipio. A fecha de 2007, el Ayuntamiento tiene censados nada menos que a 2.794, es decir, unas ocho veces más (un 839%). Esto supone que desde 2002 un británico se ha censado al día en Cartagena.

Gracias a este espectacular crecimiento, los ciudadanos del Reino Unido se han convertido en la tercera nacionalidad más numerosa de Cartagena, tan sólo por detrás de marroquíes (12.075) y ecuatorianos (4.385), que, aun así, han crecido mucho menos que los anglosajones.

Cada vez más jóvenes

Según la cónsul del Reino Unido en Alicante, Juliet Maric, aunque la mayoría de los británicos que vienen son jubilados, «cada vez son más las familias entre 30 y 50 años que vienen a trabajar».

Maric opina que la principal causa de estos datos es «la mejora de infraestructuras y, sobre todo, el aumento de vuelos desde San Javier a Gran Bretaña», además de la proliferación de urbanizaciones y su menor precio respecto a Alicante o Valencia.

José López Rejas, presidente de los promotores de la Región, afirma que cada año 200.000 británicos se interesan en comprar una casa fuera de su país.

Testimonia que algo queda

Jason Quinn. Guionista de cómics.   «Lo mejor de aquí es la comida»

Casado con una española, Jason Quinn (Liverpool, 1964) vive desde hace cinco años en Perín y trabaja en Canteras. «Es un buen sitio para los niños», afirma. Reconoce que el dinero hace mucho: «La contribución de un mes en Inglaterra es la de un año aquí». Echa de menos el buen té («el de aquí es muy blando»). Lo que más le gusta es «la comida y el precio de una cerveza o un café» y lo que menos, que «los españoles son muy ruidosos».

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