En noviembre de 2007, los usuarios del gimnasio público de Lavadores denunciaban las condiciones en las que se desarrollaban sus clases de aeróbic. Allí, hacían deporte en una sala llena de cubos que recogían las filtraciones de agua.

Algo más de un año después, su situación ha cambiado. Ahora, los responsables de Instituto Municipal del Deporte (IMD) han optado por trasladar las clases al pabellón deportivo, situado a pocos metros. Según los usuarios, allí no hay goteras, pero las temperaturas son muy bajas y, según han explicado «tenemos que estar abrigados hasta con forros polares».

A este problema se unen las obras, cuyos ruidos deben competir con la música necesaria para poder desarrollar las clases. Tampoco falta el cemento, el polvo y los cables que han de esquivar en todas las dependencias deportivas.

Mientras tanto, las reparaciones en el gimnasio se encuentran paradas. Según los responsables del IMD se trata de un «problema estructural, que se intentará arreglar, pero no se puede dar una fecha».

El edificio del gimnasio tiene un problema de humedad y se encuentra bajo el nivel de la tierra, por lo que su arreglo se complica. La financiación del arreglo deberán pactarla entre el Concello y el IMD.

Los usuarios de estas instalaciones han descubierto en los últimos días el posible origen de las filtraciones de agua. Se trata de unas pilas de agua situadas en el exterior y que, hasta hace unos días, estaban cubiertas por la maleza.

Sigue la polémica por la Etea

Después de las declaraciones del vicepresidente segundo del Gobierno, Pedro Solbes, en las que aseguraba que Zona Franca estaba sólo comprometida a la cesión de los terrenos de la Etea y no al arreglo de las instalaciones deportivas, el alcalde Abel Caballero ha garantizado que será Zona Franca quien las arregle. Según Caballero, esta entidad tiene una «función sociocultural y tiene que colaborar con el bienestar social». Por ello, garantiza que estas infraestructuras estarán disponibles «para uso público más pronto que tarde y lo va a pagar Zona Franca». Las obras costarán alrededor de un millón de euros.

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