El vandalismo en Alicante rebrota con fuerza: a los continuos graffitis y atentados contra el mobiliario urbano se le suma el robo clandestino. El año pasado se sustrajeron cerca de 40 sillas de madera (la mitad del total) que el Ayuntamiento coloca en la Explanada para que se puedan sentar los mayores.

Al Consistorio, que las repone cada año, y cada dos las renueva al completo, le cuesta la broma 25.000 euros. «Es el Leroy Merlin, pero gratis, para los cacos», comentan fuentes municipales.

No es el único elemento de mobiliario urbano que desaparece. Los ladrones se han especializado en los últimos meses en el robo de cable del tendido eléctrico, sobre todo de polígonos industriales como Pla de la Vallonga y Las Atalayas y de barrios como Juan XXIII. Al respecto, el Ayuntamiento se ha gastado más de un millón de euros en su reposición en todo el término municipal, según fuentes de la Concejalía de Servicios.

Mientras, los vecinos del Casco Antiguo denuncian la pericia de los cacos a la hora de arrancar y llevarse los bolardos que impiden transitar y aparcar a los vehículos en el distrito. «Con una llave que venden en los centros comerciales puedes desfijar los bolardos de quita y pon que hay aquí», lamenta Juan Olmos, portavoz vecinal de Casco Antiguo-La Cruz. Otros, sin embargo, los sierran.

Para atajar el vandalismo, el Consistorio se gasta más de 700.000 euros al año (casi 2.000 euros al día).