La selección española de voleibol se coronó ayer campeona de Europa con todos los elementos en su contra: jugaban en Moscú ante el equipo ruso y con unos árbitros caseros que, hasta en 12 ocasiones dudosas, siempre pitaron a favor del conjunto anfitrión.
España consigue así su primer título en este deporte, después de haber remontado los últimos tres partidos ante Finlandia, Serbia y Alemania.
Liberados de la tensión y de los nervios del partido de semifinales contra los finlandeses, los jugadores españoles saltaron a la pista con la intención de divertirse sin presiones de ningún tipo y ver cómo se desarrollaba la final.
La primera manga fue un recital español de buenos saques y mejores bloqueos. Sin embargo, los rusos, superiores físicamente, doblegaron a los jugadores de Andrea Anastasi en las dos siguiente mangas.
España demostró entonces, como durante todo el Europeo, que no se rinde nunca. El tesón y la lucha les empujó para remontar a los anfitriones en el patio de su casa.
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