El ladrón del Códice comprobaba con palillos en la puerta si accedían a su preciado botín

  • "Con llave o sin llave, él metía palillos en un sitio determinado, o papeles (...). Tenía vetado a los suyos poner un pie allí", dicen fuentes de la investigación.
  • Según la Policía, "una pataleta" fue el móvil del robo. Además indican que nunca existió la más mínima duda de que él había sido el autor.
  • "El deán (José María Díaz) era un poco olvidadizo, a veces se le olvidaba hasta cerrar las puertas de su despacho", aseguran fuentes del caso.
  • Este sábado ha tomado posesión en la Catedral de Santiago el nuevo deán, Segundo Pérez.
Lugar donde se encontraba oculto el Códice Calixtino.
Lugar donde se encontraba oculto el Códice Calixtino.
POLICÍA NACIONAL
Lugar donde se encontraba oculto el Códice Calixtino.

"Pero Manolo, hombre, ¿todo este dinero?". Magistrado, secretario judicial y policías no solo se sorprendieron el verano pasado por la recuperación del Códice Calixtino de un garaje de Milladoiro (A Coruña), propiedad del autor confeso del robo, sino del botín económico que guardaba.

Manuel Fernández Castiñeiras, exempleado de la Catedral de Santiago donde trabajo como autónomo durante 25 años, y actualmente en la prisión coruñesa de Teixeiro a la espera del juicio, colocaba palillos o papeles en la puerta de la estancia donde guardaba su botín para comprobar si su esposa, la costurera Remedios Nieto, o su hijo accedían al aposento.

"Son marcas que se llaman 'testigos' en lenguaje policial", han explicado fuentes de la investigación. "Con llave o sin llave, él metía palillos en un sitio determinado, o papeles, para saber si habían contravenido su mandato. Tenía vetado a los suyos poner un pie allí", han señalado.

Es un hombre, según las fuentes consultadas, "tremendamente receloso y desconfiado". En su domicilio guardaba tres libros contables en los que anotaba las cantidades de dinero de las que se apropiaba.

En la última página, una cifra final, marcada en rojo. El montante total que intervenido es de 1,7 millones de euros, pero no toda esta cuantía se encontraba en su residencia habitual.

Nadie esperaba hallar esa suma, menos que con su trabajo pudiese pagar en metálico pisos y plazas de aparcamiento, y tampoco dentro de esta "intriga surrealista" pensaban los investigadores que esa casa gallega cobijaba bandejas de plata y oro, otros objetos religiosos de gran valor, cartas de canónigos, y correspondencia de los vecinos de portal del antiguo operario de la basílica, que están planteándose ahora la posibilidad de personarse como acusación en la causa.

El móvil del robo

Una "mera pataleta", ese fue el móvil de Fernández Castiñeiras para apropiarse de la joya bibliográfica del medievo que custodia el templo gallego. Así lo han desvelado fuentes policiales, que indican que nunca existió la más mínima duda de que él había sido el autor.

El juez instructor José Antonio Vázquez Taín lo detuvo el 3 de julio de 2012 y el valioso libro apareció al día siguiente, el 4, un año después de su robo. "Se lo llevó por fastidiar, él quería obligar al cabildo, de una forma u otra, a que se le pagase lo que él decía que se le debía", manifiestan las fuentes consultadas.

José María Díaz, antes de convertirse en deán, tenía una muy buena relación con Manuel Fernández Castiñeiras, e incluso lo apoyó cuando el electricista decidió pleitear para que se le abonasen los 40.000 euros que él decía que se le adeudaban, apuntan los investigadores.

Todo cambió, matizan, cuando Díaz fue nombrado deán catedralicio. "Lógicamente, miró por lo que tenía que mirar. Entonces Castiñeiras quiso perjudicarlo como deán, y a la Catedral, e hizo eso, llevarse el Códice, sabiendo la veneración que todos allí sentían por él. El deán era un poco olvidadizo, a veces se le olvidaba hasta cerrar las puertas de su despacho".

Este sábado ha tomado posesión en la Catedral de Santiago el nuevo deán, Segundo Pérez.

En la cárcel el comportamiento de Fernández Castiñeiras, subrayan las fuentes consultadas, "es bueno, se comporta como un buen chico".

El antiguo deán, José María Díaz, está convencido de que Manuel Fernández Castiñeiras, y así se lo contó hace solo unos meses, tiene doble personalidad, "como dos teclas, una la del hombre devoto, el que reza, porque él rezaba siempre; y la otra, la obsesiva, de poseer y acaparar cosas".

Díaz, que dejó de ser archivero y deán, declaró que este rasgo puede ser un atenuante en el juicio, para el que todavía no hay fecha. También que él sufrió mucho con todo "este calvario", "pero al final todo está en manos de Dios, y de los sufrimientos pasados y presentes no me gusta hablar. Todos nosotros tenemos motivos íntimos para las pesadumbres y las alegrías".

Un robo 'almodovariano'

Erik 'el Belga', el ladrón de arte más prolífico de toda la historia, comentó que los acontecimientos en torno al modo de operar utilizado para saquear a la Catedral de Santiago y apropiarse del manuscrito del siglo XII "son dignos de una película de Pedro Almodóvar".

"Un berrinche, una rabieta, ese es el germen del robo del Códice", ha contado Serafín Castro, comisario jefe de la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV), a la que está adscrita la Brigada de Patrimonio Histórico, cuyas pesquisas se llevaron a cabo, como es habitual, con "mucho sigilo".

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