MÀXIM HUERTA. PERIODISTA Y ESCRITOR
OPINIÓN

El amor engorda

Màxim Huerta, colaborador del 20minutos.
Màxim Huerta, colaborador del 20minutos.
JORGE PARÍS
Màxim Huerta, colaborador del 20minutos.

Mañana es 14 de febrero, Día de los Enamorados. En fin. No voy a quejarme, ni a burlarme del día, ni a pedir pareja aprovechando que escribo aquí en 20minutos. Aunque ahora que lo pienso… No, no, no. Paparruchas. ¡Qué locura!

Resulta que en el buzón de correo electrónico (al otro sólo llegan recibos) ha aparecido una invitación para cenar en un lujoso hotel de Madrid. Algo así como un sorteo y he resultado agraciado para ir y disfrutar de "una exclusiva cena con motivo de San Valentín" (sic). Servirán zamburiña en ceviche, trufa de steak tartare, infusión de setas y canela, ravioli de langostino, rape rojo asado sobre risotto de boletus y crujiente de mar y cordero confitado con hierbabuena. El postre es un lingote crujiente de chocolate y unas fresas. Mientras salivaba he creído leer que se regaría todo con champagne rosé.

Me he puesto a aplaudir con las orejas y he pensado en el traje, la corbata nueva, los zapatos de mi 46 cumpleaños y el perfume. Pero entre todo eso he olvidado algo importante: aperitivo, entrante, pescado y carne necesitan ‘tu pareja’.

Como si esto fuera una película del primer Disney ha sonado una risa maléfica por detrás de mi oreja mientras escribo. Una de esas risas que se burlan de ti y que te dicen con ojos saltones y filas kilométricas de dientes: ¡necesitas pareja!

Todo esto que estoy contando está, como diría Delphine de Vigan, "basado en hechos reales". No vayan a creer que les miento. Ni en el maravilloso menú ni en el requisito indispensable para ir a esa cena que me ha tocado por sorteo. Los lectores que me siguen saben que lo que escribimos no es del todo ajeno. Saben que siempre hay un hilo, un motivo, una grieta que nos vincula al texto. Todo autor que practica la escritura sobre sí mismo tiene siempre la intención de seguir haciéndolo. Contar las heridas, las amarguras, las invitaciones que llegan al mail. Así que condenso.

¿Cuántas de mis anteriores parejas habrían querido compartir ese menú?, me he dicho apretando muelas y las teclas de este ordenador mientras pensaba en la zamburiña, en el cordero y en los frutos rojos. ¿Cuántas? Pero eso no existe. Lo que existe es un mail de respuesta en el que he tenido que poner algo así como que agradezco la invitación, que me maravilla que siga existiendo el 14 de febrero, que la vida me ha puesto complicada la semana y que rechazo la cena, las fresas y el lingote de chocolate.

No me quedan horas. Mañana habrá alguien sentado en esa mesa. En mi mesa. Brindarán. Se besarán después y lo que el diablo quiera. Y yo, en mi sofá, tapadito con mi manta, me pondré  Netflix. Estoy enganchado a The Crown. Seguro que me toca el capítulo en el que Wallis Simpson y Eduardo se besan apasionadamente. En el fondo ellos perdieron la corona, yo sólo he perdido una cena. Bah.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento