Barcelona quiere replantear el concepto de urbanismo y de gestión del espacio público en la ciudad teniendo en cuenta las necesidades de las mujeres en su día a día. Dos de los primeros elementos a tener en cuenta serán la seguridad y la iluminación para continuar analizando las rutas del transporte público, el ancho de las aceras o las rutas escolares. El objetivo es avanzar hacia una "ciudad inclusiva".

Como mujer esta medida me plantea ciertos interrogantes si lo que queremos es avanzar hacia espacios de igualdad entre las diferentes personas, cada una con nuestra singularidad, que habitamos las ciudades. Por ejemplo, las rutas escolares ¿han de tener mirada de género o han de ser seguras? A las puertas de colegios se concentran casi por igual padres, madres, abuelos (normalmente por parejas) y personas que cuidan. O la seguridad vinculada a la iluminación de las calles cuando durante años nos han estado bombardeando con los problemas de la contaminación lumínica hasta convertir Barcelona en una ciudad oscura e insegura. O las rutas de transporte, los pasos de peatones… no solo necesitan mirada de género si no que debemos analizar las diferentes incapacidades de movilidad de los ciudadanos ¿podemos cruzar una calle en el tiempo que nos marca el verde del semáforo?

Por eso las miradas han de ser diversas, como los son las ciudades, y ser inclusivas. No pongamos más etiquetas.