Barcelona es una fiesta estos días. La colocación de la estatua de Franco decapitado ni más ni menos que ante el edificio del Born y el hecho de que no esté ‘custodiada’  ha permitido que los ciudadanos se puedan expresar con total libertad a favor de la exposición, en contra e incluso demostrar sus dotes artísticas.

Barcelona ha sido siempre una ciudad abierta y moderna sobre todo cuando se permite a los ciudadanos dar rienda suelta a su imaginación. Así, desde el lunes hemos visto como se han tirado huevos, tomates o caquis contra la estatua del ya conocido como Sleepy Hollow, hay quien ha realizado pintadas, se han colocado estelades y se ha llegado a poner una muñeca hinchable para que haga compañía al Caudillo.

La estatua de Franco ha generado manifestaciones contrarias a su colocación en plena calle y frente al Born (toda una provocación sin duda alguna) pero también que un gran número de ciudadanos se interese y visite la exposición ‘Franquisme, Victòria. República. Impunitat i espai urbà’ que en otras circunstancias no tendría la misma notoriedad.

Si a ello le pudiéramos sumar que esta semana la palabra Franco fuera la más buscada en Google y se dispararan las ventas de libros sobre el Franquismo podríamos asegurar, sin duda, que el éxito de la muestra ha sido total .