IRENE LOZANO. ESCRITORA
OPINIÓN

Europeos, ingleses y viceversa

Periodista, escritora y política.
Periodista, escritora y política.
JORGE PARÍS
Periodista, escritora y política.

Me causa una indignación incontenible pensar que los británicos estén decidiendo el destino de Gran Bretaña mientras yo me limito a preparar mi fiesta de cumpleaños y escribir 400 palabras. ¿Cómo puede algo tan grande como Inglaterra ser sólo de los ingleses? Es absurdo, pero hay gente que defiende este tipo de ideas dementes, como que los nacidos en Reino Unido pueden decidir que sea para ellos.

Es un pensamiento peligroso, sobre todo en estos tiempos en que cada vez más personas están más convencidas de que se bastan a sí mismas. La autosuficiencia nos ha hecho mucho daño. Esa imagen del éxito resumida en el hombre "hecho a sí mismo" es una majadería, pero como resume la democracia y la riqueza en seis palabras, anda suelta por ahí, dejando en muchas cabezas manchas que no salen. ¿Qué hace el hombre hecho a sí mismo cuando tiene neumonía? Tomar penicilina. Sin Fleming estaría muerto. Y la mujer hecha a sí misma, ¿se amamantó sola? ¿Nadie besó nunca al hombre hecho a sí mismo? ¿No escuchó en momentos de desánimo una canción que le ayudó a llorar? Si crees que haberte hecho a ti mismo significa que conseguiste el suficiente dinero para pagarte la medicina, la canción o el amor, es que eres un idiota y, lejos de hacerte a ti mismo, estás a medio hacer.

A los británicos les está afectando un desvarío parecido. Creen que podrán seguir solos, pese a todas las pruebas en contra acumuladas durante siglos. Byron -el gran poeta del romanticismo inglés- no sería Byron sin los griegos, si no hubiera muerto por ellos, armado de idealismo. Bertrand Russell -el mayor pensador inglés del siglo pasado- no sería Russell si no hubiera conocido a Cantor en su manicomio alemán, si no hubiera estudiado a Gottlob Frege. Chesterton, que pese a convertirse al catolicismo conservó su prosa alegre, tampoco sería él sin Roma, el Vaticano y casi 2.000 años de herencia.

La lista es infinita. Europa forma parte del alma inglesa y viceversa. Si se van se sentirán como un soldado atravesado por una bala de cañón. Seguirán andando, pero agujereados en la boca del estómago. Y los demás europeos que somos de allí sentiremos la misma pérdida que el desierto cuando ve a la arena marcharse en una duna. Porque uno no es de donde nace sino de donde se enamora. Yo me enamoré en un Londres inundado que quería ser Venecia. Por eso soy optimista, que no es otra cosa que quitar la vista de lo que te causa dolor. Por eso miro a mi fiesta de cumpleaños y sé que, pase lo que pase, ningún votante inglés nos quitará nunca el placer de escuchar a los Beatles.

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