Tenemos más defunciones que nacimientos. La tasa de natalidad y el índice de fecundidad, bajísimos. La esperanza de vida, muy alta. Y saldo exterior negativo: más emigrantes que inmigrantes. Y a ese invierno demográfico, le metemos más frío: muchas ayudas a familias numerosas, sin activarse por fallos burocráticos. ¡Cuánta irresponsabilidad!
OPINIÓN06.03.2017 - 07:36h
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