Pongamos que en lugar de hablar de Venezuela -un país del que tampoco tenemos mucho que aprender, después de todo – en esta campaña electoral hablamos de un país imaginario: Mangania. Pongamos que nos cuentan que en Mangania piden once años de prisión para quien fue Director General de la Policía por llevárselo crudo con motivo de la visita del Papa, ¿qué dirías?

-Hay que ver, qué cosas pasan en Mangania.

Tras pasar varios años defendiendo la ley, al frente de la policía de la Nación y luego como delegado del Gobierno en una industriosa región, el piadoso caballero está formalmente acusado de cuatro delitos: malversación de caudales públicos, fraude en la Administración Pública, cohecho pasivo y prevaricación continuada.

-¿Y él, qué dice?

-Que la policía miente.

-¿Pero no había sido él el jefe la policía?

-Sí.

-Hay que ver, qué cosas pasan en Mangania.

Para quitarte el disgusto te aclaran que en Mangania nadie le da  importancia a estas noticias. Que son habituales. Que a dos ex ministros de Trabajo, ex-presidentes de otra comunidad y del primer partido de la oposición, los acusan los jueces de montar un mecanismo para manejar fondos públicos sin control y hacer clientelismo político a sus anchas. Y que todo el mundo ha escuchado a un empresario explicar con detalle las comisiones ilegales que se llevaban alcaldes de otra región, encabezados por un príncipe del partido gobernante, ya encarcelado, y como ese príncipe recaudaba millones a espuertas, mientras otros usaban el dinero público para asuntos personales, como el lavado de imagen, y algunos trapicheaban con los fondos de formación de los desempleados. Hace un par de meses, uno de los ministros manganos más pintureros tuvo que marcharse del gobierno porque su familia tenía empresas en paraísos fiscales y se lió cuando intentó dar explicaciones. La alcaldesa de una de las más importantes ciudades manganas vive también envuelta en sospechas: todos los concejales de su equipo han sido acusados de blanquear dinero de dudosa procedencia para financiar la campaña electoral.

-¿Todavía hay financiación ilegal de los partidos en Mangania, a estas alturas?

-Todavía, y de paso, como es costumbre, se les cae algo en el bolsillo

-Increíble. Hay que ver, qué cosas pasan en Mangania.

Y no solo eso. Famosos artistas de la tele desfilan ante los jueces por sacar pasta fuera del país, para esquivar a Hacienda, y al presidente de una asociación de usuarios de banca y el de una organización especializada en denunciar corrupciones ajenas –eso ya es rizar el rizo- los han metido en la cárcel por presunta corrupción. Por esa cárcel, donde está desde hace años el anterior presidente de la patronal mangana, entran y salen ministros, banqueros, gerentes de partidos, alcaldes, concejales... Como estará el patio –en Mangania- que la hermana del rey ha sido procesada por defraudar a la Hacienda Pública y a su marido, el cuñado regio, lo juzgan por amasar de mala manera una fortuna, todo presuntamente, eso sí. Lo que no es presunción sino hecho probado es que el rey padre tuvo que hacer mutis por el foro, hace un par de años.

-Por cierto, ¿recuerdas a aquel ministro mangano que después de ser vicepresidente  del gobierno fue director  gerente del FMI y luego volvió al país, donde presidió un banco construido sobre los rescoldos de unas cajas de ahorro saqueadas?

-Me suena.

-Pues la policía fue a detenerlo a su casa, registró su despacho y tiene varios juicios pendientes. Está acusado de falsedad documental, apropiación indebida, administración desleal, blanqueo de capitales, alzamiento de bienes, fraude fiscal..

-¿Irá a la cárcel?

-Igual se libra, pero si va puede encontrarse allí con amigos de toda la vida: tesoreros de su partido (uno, muy ahorrador, guardó 48 millones en un banco suizo) ministros de su gobierno...

-¿Ese partido sigue en el gobierno?

-Sí.

-Pues sí que es curioso. Hay que ver, qué cosas pasan en Mangania.