Mi novia formal y yo llevamos juntos 450.000 kilómetros. Son los que tiene mi coche, un diésel, claro. Durante siglos nos animaban a comprar diésel, que duran más y gastan menos. Ahora quieren poner fin a esta historia de amor. Que se aclaren. Si son armas de destrucción masiva, que prohíban su fabricación y no amenacen con restringir su uso. Ni mi coche ni yo (menos aún mi novia) tenemos culpa de las incoherencias del sistema.
OPINIÓN19.09.2017 - 06:39h
Comentarios
Hemos bloqueado los comentarios de este contenido. Sólo se mostrarán los mensajes moderados hasta ahora, pero no se podrán redactar nuevos comentarios.
Consulta los casos en los que 20minutos.es restringirá la posibilidad de dejar comentarios