Querido Albert:

Necesito tu ayuda para un asunto personal e intransferible y espero que no te moleste. Estoy a vueltas con el banco intentando que me devuelvan el dinero pagado en la constitución de la hipoteca y no te creas que tengo mucho éxito. Para mí que lo que les digo les entra por una ventanilla y les sale por la otra. Vamos, que no me hacen mucho caso. Pero el caso es que he visto que tienes cierta maña en alcanzar pactos hacia un lado y hacia otro y sobre todo he visto que tienes una fuerza sobrehumana a la hora de plantar cara y plantear ultimátum de esos que no se pueden rechazar. Lo primero tiene mérito, lo segundo es ironía.

Tengo la sensación de que Mariano Rajoy es como mi banco, y cada vez el de más gente, que diría Matías: que le puedes pedir lo que quieras, como quieras y cuando quieras, y él sigue haciendo como si no fuera con él. A su ritmo, como mi banco. Lo que pasa es que a mí con mi banco no me quedó otra: quería una casa, necesitaba una hipoteca y aquello sí que fueron lentejas pardinas, verdinas, rubias o de La Armuña todas juntas y preparadas para comer. O firmaba o no había llaves, ni cuchara con la que tragar. Hasta aquí llegó la negociación. Y sin embargo, tú sí tienes más opciones: igual que dices que el PP el día de la firma del pacto de investidura podría haber optado por otro menú que no fuera de esa planta anual herbácea de la familia fabaceae de la que me estás hablando, Ciudadanos podría ahora optar por no tragar con las lentejas que le pone el Partido Popular de aceptar con los incumplimientos de un pacto de investidura que obviamente se está haciendo jirones en tiempo y sobre todo en formas, y encima tener que poner buena cara, que es lo que te toca, y decir que está lloviendo.

Con mi banco me gustaría imaginar que me levanto un día, voy a la oficina, les canto las cuarenta y me devuelven todo con un juego de sartenes incluido, que no sabes la ilusión que me haría. Y supongo que a ti con Mariano te ocurre algo parecido: te ves una mañana, camino del Congreso, en una sesión de control, doblándole el brazo y haciéndole comer a dos carrillos un buen plato de lentejas y asegurando que va a cumplir todo lo firmado. Porque si no pasa una cosa: que el papel lo aguanta todo, lo intuíamos. Que el PP podía tener poca voluntad de cumplir, lo imaginábamos. Pero que Ciudadanos no ponga la lenteja encima de la mesa para hacer cumplir con lo abajo firmado igual es más sorprendente.

Atentamente

Alfredo Menéndez