Piden el bocadillo en varias iglesias y luego los revenden

  • En Cáritas se muestran comprensivos con estas "estrategias de supervivencia" y ultiman un plan para encontrarles empleo
  • La pobreza en la ciudad de Alicante se ceba ahora más con mujeres cabezas de familia, tras las separaciones matrimoniales

La crisis aprieta a algunos alicantinos hasta el punto de que acuden por la mañana a varias parroquias para pedir a Cáritas otros tantos bocadillos. Aunque el personal de este servicio prefiere concienciarles y orientarles para buscar una salida de la pobreza, va a implantar un registro informático para controlar a quién da sus ayudas en unas nuevas dependencias en la calle Nuestra Señora de Belén, en el Casco Antiguo.

«Las estrategias de supervivencia son variopintas y hay algunas personas, digamos pícaros, que a veces se refugian en las adicciones, y se cierran en no buscar trabajo», explica Cecilia Alegre, de Cáritas. Por ello, preparan el Proyecto San Nicolás, centrado en el apoyo para la inserción laboral. «No queremos simplemente dar un bocadillo». Aunque reparten un centenar al día solo en esa oficina.

Cada vez más mujeres

Aparte de esta minoría de hombres que se aprovechan de varias ayudas y, en algunos casos, luego revenden un bocata en la zona de la Explanada y el Puerto, por ejemplo, a manteros, según ha podido comprobar 20 minutos in situ, el problema ahora se está cebando en las mujeres.

«La pobreza se hace más femenina, con muchas mujeres cabeza del hogar, por separaciones, y por exigencias de horario, por tener hijos a su cargo... lo tienen más difícil para encontrar trabajo», subraya Alegre.

Otro necesitado muy típico es «un padre de familia de 30 o 40 años, o los que vienen de hogares donde no entra ningún ingreso, con todos en el paro, otros se refugian en casa de los padres jubilados, que no llegan con la paga...» relata José Jaime Esteve, también de Cáritas.

Y no faltan en la cola del bocadillo los sin papeles, como Sahem, un senegalés que se declara «engañado» porque nadie lo esperaba, como le prometieron, y lleva varios días a la intemperie con otros compatriotas, y no confía en nadie, ni en la asociación de inmigrantes de su país.

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