Las acusaciones apuntan a un encargo como móvil del triple crimen y piden no centrarse en 'Tomasín'

Los dos acusados tenían inicialmente el mismo abogado que un miembro de los Larralde encausado

Las acusaciones particulares han apuntado que el triple crimen de Santoña pudo deberse a un "trabajo" encargado a Juan Carlos C.P. y Fidel E.E., y han pedido al Tribunal del Jurado que se pronunciará sobre este caso que a la hora de hacerlo no se centren en la figura de 'Tomasín', delincuente habitual que en octubre de 2009 falleció disparado cuando regresaba al penal de El Dueso en Santoña tras cumplir un permiso, y que iba acompañado de otras dos personas: María Jesús y F.P. y a Isidoro 'Isi' Cuerno, amigo de uno los acusados de su asesinato, a quien suministraba droga.

Inicialmente, Juan Carlos y Fidel estaban implicados en la causa junto a más personas, entre ellos, un miembro de los Larralde. En ese momento, los tres compartían el mismo abogado, que era el representante habitual de esta familia. En cuanto se desechó la implicación de este encausado, pasaron a tener otro letrado.

Es una sucesión de hechos sobre los que ha llamado la atención una de las acusaciones particulares en su informe final durante la última jornada del juicio que se viene siguiendo a lo largo de esta semana ante la Sección Primera de la Audiencia Provincial de Cantabria.

Por su parte, las defensas han insistido en que no existen pruebas que permitan identificar a los dos acusados como autores de los tres delitos de asesinato que se les imputan, aludiendo a la existencia de huellas de una persona no identificada y cuestionando que la testigo protegida que ha declarado realmente pudiera incriminarles directamente.

El juicio ha finalizado con el ejercicio por parte de los acusados de su derecho al uso de la última palabra. Así, Juan Carlos ha manifestado que "nunca" ha matado "a nadie", y "menos a un amigo", mientras que Fidel no ha intervenido "en ningún momento" en los hechos, y que "en lo único" que ha participado es en lo que ha señalado su abogada, que en ese momento le instó a que se callara.

En esta última sesión, las partes (el Ministerio Fiscal y las tres acusaciones particulares, una por cada víctima, por un lado; y las defensas de cada uno de los dos acusados) han tratado de convencer a los miembros del Tribunal del Jurado de los motivos por los que estos deben emitir veredicto de culpabilidad o inocencia.

Eso lo votarán este viernes, y luego será la Audiencia que decida la cuantía exacta de las penas, 54 y 51 años de prisión para Juan Carlos y Fidel por parte del Ministerio Fiscal, y 60 para cada uno de los dos en el caso de las acusaciones particulares, los familiares de las víctimas.

Un "trabajo"

Una de las acusaciones particulares ha apuntado que Juan Carlos y Fidel "igual estaban haciendo un trabajo", la misma expresión que ha empleado la otra acusación ("un trabajo más", ha afirmado).

La acusación particular ha admitido que en un primer momento "todos" pensaron en que los hechos se produjeron como represalia hacia 'Tomasín', posibilidad que se "descartó rápidamente" al empezar la investigación policial, porque, ha razonado la otra parte, "el sentimiento de venganza se diluye con el paso del tiempo", en este caso, después de 20 años, así que concluye que las referencias al "pasado" del preso fallecido son, en realidad, un intento de "distraer la atención".

Y se apoya para sostener esto en la idea de que Juan Carlos conocía poco a 'Tomasín' y Fidel ha negado conocerlo. En cambio, el "nexo común" entre los acusados es el fallecido Isidoro Cuerno, destinatario de las llamadas de teléfono que se hicieron la madrugada anterior, en la que coincidieron los acusados, el fallecido y miembros de la familia Larralde, con los que los dos tenían "amistad" y que también llamaron a 'Isi'.

Fue esa noche, según esa parte, cuando los dos acusados quedaron, "no para tomar copas", sino para "ultimar los detalles del crimen".

La testigo bajo protección

El Ministerio Fiscal ha elogiado la actitud "valiente" de la mujer que se acogió a la figura de testigo protegido y que declaró el primer día del juicio en una colaboración de la que "probablemente se arrepiente" porque, según ha descrito una de las acusaciones, sentía "pavor" al hablar ante el Jurado, ante quien señaló directamente a Juan Carlos, "la imagen del demonio", como la misma persona a la que en octubre de 2009 vio disparar a los tres ocupantes de la furgoneta.

Las partes que acusan creen que este testimonio está corroborado por una huella encontrada en este vehículo, que se corresponde con Juan Carlos, además de por las grabaciones de una cámara de El Dueso con la secuencia de los desplazamientos en coche y con las imágenes de la gasolinera en la que repostaron después, y en las que se identifica al otro acusado, procesado por conducir el Audi rojo, que usaba ocasionalmente, que sirvió para transportar a quien efectuó los disparos.

Las defensas no cuestionan la veracidad del testimonio de esta versión, pero sí que se refiera expresamente a Juan Carlos, ya que describió a una persona con "barba espesa y tupida", que no coincide con el aspecto del acusado, y tampoco vio al asaltante subir o bajar de un vehículo.

Y además, rechazan el valor incriminatorio de la huella dactilar, alegando que se encontraba en el coche debido a las relaciones habituales entre el acusado y el fallecido por su contacto para la compra de cocaína. Y se remiten a la existencia de una huella no identificada, así como a rastros de ADN que no coinciden con los de Juan Carlos.

A esto suman que este no tenía móvil para querer matar a Isidoro, de quien era amigo y con quien no había discutido. FIDEL,

"apoyo y refuerzo"

El Ministerio Público ha hecho hincapié en que Fidel "intenta desaparecer en los momentos claves" del suceso, pero ha insistido en que además de "acompañar" a Juan Carlos, "se situó" con el coche de forma que resultará más fácil la huida, gracias a su "destreza" al volante —según apostilla la acusación particular—, con lo que adoptó un papel de "apoyo y refuerzo" a su compañero de banquillo.

Pero en todo momento, Fidel sabía, según el Fiscal, "que Juan Carlos iba a ajustar cuentas" con Isidoro, así como de la presencia en el vehículo de los otros dos fallecidos, por lo que concluye que "ambos cometieron el delito" en "posiciones diferentes", o un "reparto absoluto de papeles", según lo describe una de las acusaciones particulares, que sostiene que Fidel hizo "todos los actos necesarios" para que se cometiera el crimen.

La defensa de Fidel, por el contrario, cree que no existen pruebas que implique a este procesado, porque "nadie le ha visto" en el lugar de los hechos, y no tenía "vinculación" alguna con Isidoro ni con el mundo de la droga, más allá del "amigo común" de la familia Larralde.

Las acusaciones pública y privada han cuestionado algunos de los testimonios a favor de los procesados, llamando la atención sobre las contradicciones del dueño del concesionario de Cicero o la falta de concreción del amigo con el que Juan Carlos pasó la noche, además de plantear la posibilidad de que el padrastro de Fidel hubiera incurrido en un delito de encubrimiento con su relato ante el Jurado.

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