Principales claves del nuevo conflicto.

• La huelga. Los paros están programados para el 20, 21, 24 y 25 de abril (Semana Santa); el 30 de abril y el 2 de mayo (puente en Madrid); el 14, el 15, el 19 y el 20 de mayo; el 13, 23 (Corpus Christi) y 30 de junio; el 1, 2, 3, 4, 15 y 31 de julio y el 1, 15 y 31 de agosto (días de salida y retorno de las vacaciones).

• Los convocados. Aena cuenta con una plantilla de unas 13.000 personas: desde bomberos a informáticos, administrativos, técnicos de mantenimiento aeroportuarios, médicos, personal de atención a pasajeros o controladores, entre otros muchos colectivos. Si se descuenta a los controladores, que se organizan en su propio sindicato y tradicionalmente negocian por su cuenta, serían en torno a los 11.000 los trabajadores convocados. A diferencia de ellos, cobran entre 1.200 y 3.000 euros, según los sindicatos.

• El escenario. Una movilización amplia del colectivo puede paralizar por completo el funcionamiento de los aeropuertos y, por tanto, el tráfico aéreo. Pero, en este caso, a diferencia de lo que sucedió en el de los controladores en diciembre, la huelga está convocada legalmente y por tanto tendrá unos servicios mínimos. Por eso, tampoco cabe recurrir a una medida de excepción como el estado de alarma.

• La empresa. Aena es la entidad pública empresarial encargada de la gestión de 47 aeropuertos y 2 helipuertos (Ceuta y Algeciras) españoles. Además, está presente en otros aeropuertos extranjeros –16 hispanoamericanos y varios europeos– a través de filiales y participaciones minoritarias. Durante los últimos 10 años, Fomento ha invertido 17.000 millones en la modernización de infraestructuras aéreas españolas y los cálculos son de que en 2014 (tres años antes de lo previsto) Aena empiece a dar beneficios. En 2010, movió 193 millones de pasajeros, rompiendo la tendencia a la baja de los dos años previos.

• El conflicto. El Gobierno anunció, dentro de sus planes de austeridad, la privatización del 49% de la empresa. Además, los aeropuertos de Madrid-Barajas y Barcelona-El Prat pasarán a ser gestionados al 100% por manos privadas a través de una concesión. Los sindicatos creen que todo ello afectará a sus condiciones laborales y a la propia viabilidad de algunos aeropuertos, ya que hasta ahora los grandes compensaban las pérdidas de los pequeños, que "también prestan un servicio público", según UGT.

• Las consecuencias. Aunque están por ver los servicios mínimos, la primera y más directa consecuencia de la huelga son los problemas que causará a los miles de viajes en fechas tan indicadas. Pero también el sector turístico, que supone el 10% del PIB español, teme que se deje notar en las reservas, pese a que la huelga finalmente no se produzca.

• Los intereses empresariales. La receta de la privatización de Aena viene elaborándose desde hace tiempo a través de Fedea, una fundación que plasma en sus análisis y estudios económicos las propuestas de las mayores empresas españolas, que participan en su patronazgo. Entre ellas se cuenta, por ejemplo, Abertis, una de las aspirantes a hacerse con Aena y su socia en varios aeropuertos extranjeros. Fedea también fue en su día la impulsora del llamado Manifiesto de los 100, en el que un centenar de economistas apostaban por una reforma laboral que abaratase el despido. La reciente propuesta de estos expertos para la reforma de la negociación colectiva, que en estos momentos está en marcha, fue duramente respondida este martes por CC OO: "Actúan como los cien palmeros de la política económica de la derecha: estornudan y pretenden que nos constipemos todos".