Para la granadina Amparo Sánchez la música es una paranoia, tanto en el papel de intérprete como desde la perspectiva del público. De ahí el nacimiento en 1996 de Amparanoia, un proyecto que, tras sonar muchos años de bar en pub y de pub en garito malasañero, se ha hecho un nombre con calificativo propio en el panorama musical de medio mundo.

La fórmula es un tanto complicada: sencillez unida a frescura, reivindicación sin levantar los pies de la tierra, e improvisación, mucha improvisación.

El mérito aumenta al considerar que aún no han logrado clasificar su sonido: mestizaje, música popular...; en definitiva, una fusión, término que demasiado pronto dejó de ser un halago para aplicarse a cualquier combinación de estilos. Se puede hablar de rumba, reggae, son cubano, ska, ranchera, bolero... y siempre haciendo referencia al mismo grupo.

Sin pelos en la lengua

Si algo ha caracterizado a Amparanoia desde su nacimiento es el corte social de su repertorio.

«Voces bonitas hay muchas, pero que digan cosas interesantes o bellas, muy pocas», dijo Amparo en una ocasión.

Por eso ella canta contra las injusticias, la desigualdad, el maltrato, la desinformación, el miedo a las represalias... Lo último se llama La vida te da, y sonará esta noche en Divino Aqualung. Será el penúltimo concierto que acoja la sala, antes de su cierre definitivo.

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