En la ciudad hay 141 farmacias, lo que hace una proporción de una por cada 2.082 habitantes. Superamos las exigencias legales, ya que la Xunta obliga a una por cada 2.800 personas en zonas urbanas (aquellas con más de 30.000 habitantes).

La farmacia de José Luis Charro (Urzaiz, 176) abre las 24 horas desde hace tres años. En ella trabajan 15 personas, que se alternan para cubrir el turno de 23 a 7 horas. Atienden en esa franja a 50 personas al día, explica el farmacéutico Carlos Piñeiro. Los viernes y fines de semana, la cifra se triplica.

Un negocio difícil

Desde el Colegio de Farmacéuticos indican que el coste de mantener abierto el establecimiento las 24 horas es muy alto para los ingresos que proporciona, por lo que pocos farmacéuticos se atreven con este sistema. En muchas ciudades algunos establecimientos se arrepintieron y regresaron al horario habitual. En Barcelona, ya cuentan cuatro casos en los últimos meses.

Es una decisión que deben tomar los titulares de la licencia, ya que la ley sólo establece un mínimo de horas y de guardias que deben cumplirse. En una ciudad como Vigo, tiene que haber al menos cinco por la mañana y tres por la noche en funcionamiento.

La celulitis nunca duerme

La única farmacia que abre 24 horas no sólo despacha de madrugada preservativos o medicamentos con receta, como cabría pensar. «Nos piden de todo, de cremas anticelulíticas a leche para bebés», explica Carlos Piñeiro. De hecho, al principio les sorprendió la demanda. El estar en una zona peatonal como la de O Calvario también ayuda. «Hay gente que saca a pasear al perro de madrugada y se acuerda de comprar la infusión», explica el farmacéutico.