Los usuarios empiezan a notar los recortes en la sanidad pública

  • Aplican medidas de ahorro energético y de servicios.
  • Denuncian que se posponen algunas pruebas, como las mamografías.
La paciente María Pérez, de 62 años.
La paciente María Pérez, de 62 años.
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La paciente María Pérez, de 62 años.

Los usuarios de la sanidad pública están empezando a notar los recortes que están aplicando los hospitales para ahorrar costes con la crisis, que también se están haciendo extensivos a la programación de pruebas médicas no urgentes, según han denunciado los propios afectados, como las mamografías. En este sentido, usuarias que antes se sometían a ellas cada año, tal como recomendaba Salut, ahora ven como el médico se las pospone un año más.

Asimismo, algunos centros ya han tomado medidas a título individual, como mejorar el uso del aire acondicionado y de la luz, programando, por ejemplo, las pantallas de los ordenadores para que hibernen cuando no se usan.

Otros hospitales han decidido no renovar la tecnología diagnóstica y quirúrgica cada dos o tres años, a no ser que se estropeen, así como cobrar la botellita de agua que se sirve con las comidas o cambiar las sábanas cada dos días en lugar de hacerlo a diario, salvo que sea necesario.

Todo ello llega en un contexto en que la sanidad pública catalana costó el año pasado 850 millones de euros más de lo presupuestado. De ahí que ahora el nuevo conseller, Boi Ruiz, estudie cómo recortar los gastos sin que esto afecte a la atención sanitaria.

Pese a que todavía no ha anunciado ninguna medida concreta, asociaciones de usuarios temen que se supriman o se pospongan pruebas diagnósticas –como ya se ha constatado con las mamografías–, se dejen de financiar ciertos medicamentos o que haya que pagar las visitas al médico de cabecera.

Según la Unió Catalana d’Hospitals, entidad que hasta ahora presidía el actual conseller de Salut, "se han tomado medidas de eficiencia y racionalización, pero en ningún caso afecta a aspectos sanitarios o asistenciales". De momento, Salut no prevé la introducción de un sistema de copago porque afectaría a los que más padecen la crisis.

María Pérez, 62 años: "¿Es posible que no les importe el peligro?"

Desde hace años, María Pérez acude a su ginecólogo del Institut Català de la Salut (ICS) periódicamente para someterse a una revisión rutinaria, que incluye una mamografía. Se trata de una prueba básica para la detección precoz del cáncer de mama y, hasta hace poco, se la realizaban cada año porque pertenece al grupo de alto riesgo: su madre sufrió esta enfermedad. Sin embargo, hace un mes y medio, su ginecólogo le dijo que ya no hacía falta que se sometiera a la prueba anualmente, pero ella teme que se deba a las restricciones económicas. "No dejo de oír en los medios que es necesario recortar gastos para ajustarse al presupuesto", señala recelosa María. De hecho, la Conselleria de Salut aconseja a las mujeres de entre 40 y 64 años realizarse una mamografía cada dos años, excepto aquellas con antecedentes familiares directos, a las que recomienda hacérsela anualmente al presentar un mayor riesgo.

Piden evitar más listas de espera

El sindicato Metges de Catalunya apuesta por "reducir la estructura sanitaria administrativa para acabar con las duplicidades de cargos y departamentos", según señaló ese lunes un portavoz, quien celebró que el conseller haya formulado una propuesta similar. Otra de las medidas del conseller es la descentralización de la sanidad, aspecto que no desagrada al sindicato, aunque advirtió que es necesario "hacerlo con cuidado" para, de esta forma, poder evitar que se creen listas de espera demasiado largas o que la asistencia pierda calidad.

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