Un embarazo inesperado cuestiona la Ley que permite a las mujeres acceder al trono japonés

El anuncio del embarazo de Kiko, esposa del príncipe Akishino, segundo hijo del emperador Akihito, ha puesto en jaque los planes del Gobierno para reformar la Ley de Sucesión y permitir que las mujeres puedan ocupar el Trono del Crisantemo.
Principes Kiko y Akishino.
Principes Kiko y Akishino.
Reuters
Principes Kiko y Akishino.
La noticia, filtrada por la Casa Imperial, cayó como una bomba en el patio político japonés, sobre todo en el Gobierno, donde ya parece haberse desencadenado una
nueva trifulca entre facciones que podría convertir en un sendero de amargura la recta final del mandato del primer ministro, Junichiro Koizumi.

Kiko está embarazada y dará a luz en otoño, indicaron fuentes de la Casa Imperial de Japón, citadas por la agencia Kyodo y la cadena de televisión NHK, después confirmadas por el Gobierno, que concretó la fecha del nacimiento del nuevo vástago imperial para septiembre (cuando Koizumi dejará su cargo) u octubre próximos.

Fuentes de la agencia de prensa de la Casa Imperial mencionadas por Kyodo incluso precisaron que Kiko fue sometida a una ecografía y sintió cómo se movía el feto.

Si es un niño, la línea de sucesión podría variar y la hija de Naruhito no reinaría

Si Kiko, de 39 años, da a luz un hijo varón, éste será tercero en la línea de sucesión al emperador, tras el príncipe heredero, Naruhito, y su hermano menor y padre de ese niño, Akishino, posibilidad que podría influir en el plan en marcha de reforma de la Ley de Sucesión al trono para permitir a las mujeres reinar.
 
El príncipe heredero Naruhito, de 45 años, y su esposa, la princesa Masako, de 42 años, tienen una única hija, Aiko, de 4 años, que aspiraría al trono en caso de efectuarse esa reforma, aunque el nacimiento de un niño en la familia imperial podría cancelar los planes de enmienda. Bajo la actual Ley de Sucesión, promulgada en 1947, pueden heredar el Trono del Crisantemo sólo los varones descendientes directos del emperador.
Un terremoto político, pues el cambio de la Ley de Sucesión, orientado a que reine el hijo primogénito del emperador sea cual sea su sexo, es uno de los pilares de las reformas lanzadas por Koizumi.
 
Este fue muy claro al conocerse la noticia del embarazo de Kiko e insistió en que hará todo lo posible para sacar la reforma adelante en los próximos meses, antes del fin de la primavera y de la actual sesión ordinaria del Parlamento.
 Principes Kiko y Akishino con los herederos Nahurito y Masako."Creo que deberíamos permitir reinar a las mujeres y sus descendientes, por el bien del sistema imperial, que es el símbolo de Japón, a fin de garantizar una sucesión imperial estable", dijo Koizumi en el Comité de presupuestos del Parlamento.
 
Para Koizumi, la pronta promulgación de la nueva ley permitiría que Aiko fuera educada para ser emperatriz de Japón, la primera que encabezaría la casa imperial desde el siglo XVIII.
 
Pero, aunque cuenta con el apoyo del 70 por ciento de los japoneses, según las encuestas, los pesos pesados de su Gobierno, entre ellos los ministros de Exteriores, Taro Aso, y de Finanzas, Sadakazu Tanigaki, han mostrado sus reticencias.
 
Estos dos titulares, junto con el ministro portavoz, Shinzo Abe, son candidatos a suceder a Koizumi cuando deje en septiembre la presidencia del gubernamental Partido Liberal Demócrata (PLD) y la jefatura del Ejecutivo.
 
El pasado noviembre, un comité de expertos recomendó al Gobierno un cambio legal para que pueda reinar el hijo primogénito del emperador, independientemente de si es hombre o mujer, así como sus descendientes, aunque fueran fruto del matrimonio con un plebeyo.
 
Koizumi quiere que la Ley de Sucesión salga adelante independientemente de que Kiko tenga un hijo varón
Con la Ley de sucesión actual, el emperador Akihito tiene asegurada la sucesión en su primogénito Naruhito, pero la línea descendente se detiene en Akishino, de 40 años.
 
Desde el nacimiento de este último la familia imperial ha asistido al alumbramiento sólo de niñas, de ahí la incertidumbre que genera ahora la noticia del embarazo de Kiko.
Los expertos indican que, con la perspectiva de un nuevo nacimiento en la Casa Imperial, la reforma de la ley sálica podría retrasarse hasta ver cuál es el resultado del embarazo, para alivio de los tradicionalistas nipones y de los halcones del Gobierno de Koizumi, poco dispuestos a enfrentarse con las poderosas fuerzas más conservadoras del PLD.
 
La princesa Kiko el príncipe Akishino se casaron en 1990 y son padres ya de dos niñas, Mako y Kako, de 14 y 11 años, respectivamente.
Esta fertilidad de Kiko es la que levantó más rumores, conocidas las dificultades y presiones de su rival en la Corte, Masako, para engendrar algún hijo.
 
Aiko nació tras un primer aborto de la princesa, que parece ya resignada a no concebir un varón, de ahí la premura de la reforma legal.
 
Tertulias de internet y corrillos periodísticos subrayaron la "oportunidad" del embarazo de Kiko, más de una década después del nacimiento de su hija menor y justo cuando se discute la posibilidad de cambiar la Ley de Sucesión y mucha gente veía ya a la pequeña Aiko como futura emperatriz.
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