El conflicto entre el mundo musulmán y el periódico danés Jyllands Posten, que publicó unas polémicas caricaturas de Mahoma, es una bola de nieve que cada vez va haciéndose más grande.

Al principio fue el Dinamarca la que se vio en el candelero, acosada no sólo por la comunidad islámica local, sino también incluso por el Consejo de Europa, que llegó a censurar el pasado diciembre la interpretación que el gobierno de Anders Fogh Rasmussen hacía de la libertad de prensa.

Ahora le ha llegado el turno al director del diario France-Soir, Jacques Lefranc. Éste, en un gesto de solidaridad con su colega danés, y en defensa de “una sociedad democrática y laica”, reprodujo ayer las viñetas que han dado origen a la polémica.

A su jefe y propietario del periódico, el franco-egipcio Raymond Laca, no le ha hecho mucha gracia la medida de Lefranc, y así ha optado por despedirlo.

En un comunicado divulgado anoche, Lakah explica su decisión de prescindir de Lefranc como un "signo fuerte de respeto a las creencias y convicciones íntimas de cada individuo".

En él pide además disculpas “a la comunidad musulmana” y a todas las personas que se hayan indignado u ofendido por esas caricaturas.

La acción de Lakah se vio respaldada ayer por el gobierno francés, que debe pensar que ya tiene bastantes problemas con la comunidad musulmana como para provocar alguno más.

En un comunicado, el Ministerio de Asuntos Exteriores expresó su condena de "todo lo que hiere a las personas en sus creencias o convicciones".

Tiro por la culata

En cualquier caso, parece que la violenta reacción de los gobiernos, que en muchos casos han llamado al boicot de los productos daneses, y que en el caso de Marruecos y Túnez prohibieron la difusión local de France-Soir, no ha hecho sino exacerbar el problema.

Hoy, las caricaturas de Mahoma puedan verse en los cuatro confines del mundo, en lugar de en un sólo medio.

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