Su aparición se achaca a un posible vertido de aguas fecales, del que culpan al deficiente estado de la red de saneamiento de las urbanizaciones cercanas. «Puede haber sido por la rotura de un colector o por un camión que haya vertido directamente», explicó Cristóbal García, responsable de aguas del citado colectivo.

Los ecologistas se quejan de la falta de control y eficacia de la administración competente. Aseveran que en verano suelen encontrarse restos de abonos, pesticidas químicos y fitosanitarios procedentes de campos de golf, mientras que en invierno se añaden aguas fecales.

Por ello, han pedido a la Cuenca Mediterránea Andaluza que imponga medidas severas para acabar con lo que denominan «repetida estampa de envenenamiento de peces que viven en el cauce». Máxime cuando se trata de un río, el Guadalmina, que está declarado zona LIC (red de espacios naturales) por la Unión Europea.

«Se tiene que investigar qué ha pasado, depurar responsabilidades e informar a la población»

Cristóbal García Responsable de aguas de Ecologistas en Acción