140 denuncias de acoso a profesores en sólo 21 días

Los docentes son víctimas de los insultos, amenazas y agresiones físicas de los escolares. Un sindicato recoge las quejas en un servicio telefónico.
Insultos, amenazas, agresiones físicas y presiones psicológicas. En tan sólo 21 días el teléfono de atención a docentes víctimas de situaciones de acoso (91 522 08 27) ha recibido 140 denuncias de este tipo. El sindicato de profesores ANPE-Madrid puso en marcha este servicio el pasado 30 de noviembre, y tres semanas después (se excluye el período vacacional ) el balance es «preocupante», según Fernando Jiménez Guijarro, portavoz del sindicato.

Las principales quejas de los profesores tienen que ver, en una amplia mayoría, con la presión psicológica. Según datos de ANPE, el 80% de los docentes madrileños padece episodios de tensión o indisciplina entre sus escolares. Y muchos más prefieren callar. «Algunos profesores creen que es lo mejor», dice Jiménez.

El segundo motivo de queja son las agresiones físicas y después los insultos y las amenazas de alumnos e incluso de padres. «A veces los propios familiares apoyan las barrabasadas de sus hijos».

Los acosadores suelen ser chavales de 12 a 16 años pertenecientes a colegios e institutos tanto públicos como concertados. Por lo general son más mujeres las que se enfrentan a esta situación creciente en las aulas madrileñas, aunque ello se debe a que son mayoría dentro del profesorado. El sindicato ya tiene prevista una reunión con la Consejería de Educación para buscar soluciones a este fenómeno.

Historias reales en secundaria

Son testimonios anónimos de profesores que ejercen la enseñanza en centros de educación secundaria de la región, institutos normales, sin especiales problemas de convivencia, pero en los que gotean los incidentes de acoso de los alumnos

«Se levantó y me dio un sopapo»

«Estábamos en clase y le dije a un alumno que se quitara el cigarrillo que tenía en la oreja. Se negó a hacerlo y fui a quitárselo yo. Cuando se lo retiré, le rocé la sien. A renglón seguido, se levantó de su asiento y se vino hacia mí. Era un chico enorme, de 16 años, que me sacaba una cabeza de altura. Me dio un sopapo y me tiró al suelo. El chico fue expulsado, pero a los tres días lo tenía otra vez conmigo en el aula».

«Mi coche acabó calcinado»

«Alguien me robó el coche a la puerta del instituto; luego supe que había sido un alumno. Cuando salí de clase aquel día, el vehículo ya no estaba donde lo dejé aparcado. Lo encontraron varias manzanas más allá, en un descampado, completamente calcinado. Desde que ocurrió aquello, varios compañeros han alquilado plazas de aparcamiento; para evitar riesgos mayores».

Mostrar comentarios

Códigos Descuento