El deporte del verano es el kitesurf, una disciplina que emplea una tabla para deslizarse sobre el mar y una cometa para elevarse y hacer trucos en el aire. 20 minutos habló con el maestro y el discípulo del kite en España, los malagueños Álvaro Onieva y Álex Pastor, durante la presentación del J&B Masters of Kite, en Madrid.

"Él me metió en esto. Me cambié del windsurf al kite. Era más divertido y espectacular. Fue mi mentor, mi profesor", comenta Pastor, que con 20 años va cuarto en la clasificación mundial. Onieva, que en 2007 y 2008 ocupó el tercer puesto del ranking, lleva un año sabático. "Y aún me queda otro. Hay mucha presión en competición. Ahora voy más por libre", comenta a sus 23 años.

Las coincidencias entre ambos son muchas. Por ejemplo, los dos se iniciaron en el kitesurf con 13 años y ninguno se podía imaginar entonces que iba a vivir de este deporte. "Empezó como un hobby, tuve una rápida progresión y ahora es mi profesión", comenta Álvaro. "No era ni un sueño para mí", afirma Álex.

Onieva todavía se acuerda del consejo que le dio Jaime Herraiz, uno de los pioneros del kite en España: "Aprende inglés". Pastor recalca que "es fundamental si te quieres entender y hacer entender. En España el nivel está mal".

Un punto de locura

El rider más experimentado, Álvaro, explica: "El kite necesita un punto de locura para progresar, pero no somos flipaos". Sin embargo, Álex reconoce: "Yo tuve mi época. Con el tiempo, se te pasa".

Según ambos, el kitesurf es un deporte fácil de aprender. "En menos de una semana puedes estar yendo y viniendo con la cometa", asegura el discípulo. Su maestro concluye: "Para aprender hay que ir a una escuela. Si no, puede llegar a ser peligroso".

En números:

Velocidad: el récord del mundo son 45 nudos. La sensación encima del agua _es de ir a más de 150 km/h.

Altura: con vientos muy fuertes se alcanzan 20 metros.

Distancia recorrida: un buen impulso puede llevar al rider a desplazarse 100 metros.

Tiempo en el aire: el récord mundial ronda los 20 segundos.