La Policía Nacional y la Guardia Urbana de Barcelona han localizado a dos menores que estaban siendo explotadas por una red internacional de proxenetas del barrio del Raval de Barcelona, que ya ha sido desarticulada.

Según han informado este viernes los dos cuerpos policiales, las menores, de familias muy humildes, habían sido captadas en Rumania, vía Internet, con falsas promesas de trabajo, se les había entregado documentación falsa y trasladado por carretera hasta España.

En total han sido detenidas siete personas por su presunta implicación en la trama, que regentaban un piso de alterne en la calle Sant Ramon del Raval y un club de alterne de Lliçà de Vall, de las que cuatro ya están en prisión. Una de las presuntas proxenetas fue detenida ejerciendo la prostitución en un club de alterne de Fuenlabrada, en Madrid.

La operación empezó en mayo cuando la Guardia Urbana requirió la documentación a una prostituta de nacionalidad rumana en el Raval y detectó que podía ser falsa y que la chica podía ser menor. La Policía Nacional consultó con la Agregaduría de Interior de la Embajada de Rumania en España, que confirmó que se trataba de una menor de 15 años cuya desaparición había sido denunciada por sus familiares y sobre ella pesaba una orden de búsqueda y protección de Interpol.

La joven fue puesta a disposición de una ONG con la autorización de la Fiscalía de Menores y tras comunicárselo a la Dirección General de Atención a la Infancia y la Adolescencia (Dgaia), que pasó a tener su tutela. La menor había sido trasladada a Barcelona en coche desde Rumania por dos miembros de la trama, que le requisaron su documentación y le dieron la falsa para hacerse pasar por adulta, y puesta a disposición de dos 'controladoras' en el prostíbulo de la calle Sant Ramon.

Las mujeres le informaron de sus condiciones de trabajo y la acompañaron en todo momento, controlando el número y duración de sus servicios sexuales y quitándole el dinero, que se quedaban los responsables del prostíbulo. La obligaban a trabajar hasta 12 horas seguidas para llegar a devolverles los 3.000 euros que supuestamente había costado su viaje y la documentación fraudulenta.

Las pesquisas permitieron localizar a la otra menor, obligada a prostituirse en un club de alterne de Lliçà de Vall, que había llegado a España del mismo modo que la otra menor y que también fue puesta a disposición de la ONG con autorización de la Fiscalía y quedó bajo tutela de la Dgaia.