El presidente de EEUU, Barack Obama, optó este jueves por no someter a su invitado, su homólogo ruso Dmitri Medvedev, a un almuerzo de trabajo habitual en la Casa Blanca y en su lugar le invitó a comer en una hamburguesería.

Obama quería homenajear así al presidente ruso con un almuerzo típico estadounidense. Ambos ocuparon una mesa para dos, mientras en una mesa contigua los traductores se esforzaban por captar sus palabras. En una demostración del excelente momento por el que atraviesan las relaciones bilaterales, los dos presidentes compartieron un plato de patatas fritas.

Para el presidente estadounidense se trata de la segunda vez en que visita el establecimiento, "Ray's Hell Burgers", durante su mandato.  El año pasado ya acudió al restaurante en compañía de su vicepresidente, Joe Biden, después de que alguien entre el personal de la Casa Blanca hubiera alabado la calidad de esas hamburguesas en particular.

En esa ocasión, Obama se ofreció a comprar hamburguesas para la prensa que le acompañaba, aunque tan sólo algunos le aceptaron el ofrecimiento.  Quienes aceptaron optaron por donar una cantidad equivalente al coste de su consumición a organizaciones de caridad, por razones éticas.

Mayor integración rusa en la economía

Además de comer, los líderes de EE UU y Rusia también trataron temas más importantes. Obama, abogó este jueves por una mayor integración de Rusia en la economía global, y manifestó su apoyo a la adhesión de ese país a la Organización Mundial de Comercio (OMC).

"Para profundizar la integración de Rusia en la economía global, reafirmo nuestro firme compromiso con la adhesión de Rusia a la OMC", declaró Obama en rueda de prensa, después de una reunión matinal con Medvedev. Ambos dijeron que esperan que las cuestiones técnicas que han bloqueado ese esfuerzo se resuelvan antes del próximo otoño.

El presidente estadounidense está interesado en aumentar el escaso comercio y las inversiones entre ambos países, como medio para llevar las relaciones bilaterales a un nuevo nivel, después de conseguir el apoyo del Kremlin en la guerra de Afganistán, las sanciones contra Irán y el tratado para la reducción de sus arsenales nucleares.

Desde que Obama asumió la presidencia hace 18 meses, ha intentado mantener un diálogo más amistoso con el Kremlin, después de que las relaciones entre Washington y Moscú se deteriorasen, especialmente tras la invasión de Georgia por parte de Rusia en el verano de 2008.

También acordaron coordinar su ayuda humanitaria y diplomática para la república ex soviética de Kirguizistán. Al menos 2.000 personas han muerto y cerca de 400.000 han quedado sin hogar debido a la violencia surgida tras la caída del presidente kirguiz en abril.