Dentro de esta confederación se encuentran colegios religiosos como los de Jesuitas y Escolapios. Estos dos céntricos colegios privados bilbaínos son la excepción que confirma la regla, pues abren sus patios en fines de semana y vacaciones para que los chavales puedan jugar y reunirse en ellos también cuando no hay clase. Igualmente lo hacen escuelas públicas, como las de Zurbarán y San Ignacio, y la de Romo, en Getxo.

La gran mayoría de los centros, sin embargo, echarán la persiana hasta el próximo día 9 de enero, después de Reyes, obligando a muchos padres y madres a realizar malabarismos para conciliar su jornada laboral con el cuidado de sus hijos.

La apertura de los centros en vacaciones para actividades de ocio es una vieja reivindicación que las federaciones de padres y madres llevan años pidiendo sin éxito.

Entre ellas, BIGE, que agrupa al 94% de las Ampas (asociaciones de madres y padres) de la red pública.

Lo tienen difícil. Desde el Departamento de Educación vasco dicen que los centros no pueden abrir, ni siquiera los patios, porque todo el personal, bedeles incluidos, está de vacaciones.

Pagar al personal de su bolsillo

«Patios, bibliotecas y frontones de muchos centros son infraestructuras públicas infrautilizadas que podrían abrir todo el año», defiende Ana Eizagirre, coordinadora de BIGE. Pero la petición de padres y madres torpieza con la resistencia del Departamento de Educación vasco y de muchos ayuntamientos, que no están dispuestos a costear la contratación de personal que cuide de los escolares en vacaciones. Al final, la alternativa que les queda es organizar colonias vacacionales en los centros educativos, pagando de su bolsillo al personal para cuidar a los chavales. Así se hizo el pasado julio en la escuela de Atxuri, donde hubo actividades de tiempo libre sufragadas por padres, madres y el Ayuntamiento de Bilbao.