Posiblemente Jude Law –dos veces nominado al Oscar, tres a los Globos de Oro, uno de los hombres más sexis del mundo según varias publicaciones- se esmeró en exhibir su mirada más intensa y limpia cuando, en 2005, recién prometido a Sienna Miller, ésta le pidió explicaciones por mantener un affaire con la niñera de sus hijos.

Tal vez el intérprete de Alfie frunció entonces los labios con el fin de disimular su belleza gélida y alambicada y reflejar, así, preocupación. Quizá no le gustó oír que había sido su ex mujer, Sadie Frost, quien había informado a su novia de aquel desliz, y acentuó los pómulos delgados, conteniendo con cuidado la rabia.

Podía haberlo previsto después de que los niños le hubieran sorprendido abrazando a aquella nany veinteañera y tierna. Acaso ya había preparado su respuesta y, como aseguró la revista Askmen, estiró el cuello mientras acusaba a Miller de no prestarle la suficiente atención; o le reprochó que asistía a demasiadas fiestas en su ausencia y que estaba desmandada.

Aunque, seguramente, lo que en realidad sucedió es que Jude Law ensombreció los párpados y clavó su vista líquida, casi femenina, en el rostro de ella robando su voluntad. Y le dijo "cálmate", pero sin palabras, sacudiéndole la ofuscación con elegancia británica. Luego el coprotagonista de Sherlock Holmes realizó un comunicado público para expresar su arrepentimiento, y Miller permaneció unos meses más a su lado, aturdida.

Tras aquello, a Law se le han atribuido romances con Kimberley Stewart –hija de Rod Stewart-, con la modelo Susan Hoecke e, incluso, con Lindsay Lohan. Ninguno de ellos ha sido confirmado.

A finales del año pasado, el actor retomó su noviazgo con Miller. Sus primeros escarceos coincidieron con el anuncio de que sería padre de su cuarto vástago, fruto de una breve aventura con una modelo estadounidense. La madre se llamaba Samantha Burke y, según los tabloides, había prometido a Law no frecuentar las páginas cuché a cambio de una generosa pensión. Antes de ésto, la joven posó en la revista Hello! con su su hija recién nacida: "Se llama Sophia. Tiene la barbilla y la nariz de Jude, y hace un pequeño mohín que le he visto hacer él", explicaba.

Por su parte, Miller, la que un día fue rebelde rompecorazones, es fotografiada ahora en la cubierta de un yate, la melena al viento, en compañía de su amado y de parte de su extensa prole. Ha asumido que sale con un padre de familia numerosa. También ha compartido con éste y los niños unas vacaciones en un camping . En todas las instantáneas aparece radiante.

Un 'novato' en seducción

Pese a su historial amatorio, Law ha tratado siempre de evitar en la gran pantalla los papeles románticos o de seductor. En primer lugar porque, afirma, no le inspiran; en segundo lugar, porque no se siente identificado con ellos: "Cuando tenía 19 años me di cuenta de que salir por la noche, emborracharme y tratar de ligar no te llevaba a ninguna parte", declaró en una entrevista. Él se casó a los 22 años, ¿qué puede saber de 'romeos'?

De su curriculum profesional destaca su trabajo en la película El talento de Mr. Ripley, por el que fue nominado en 1999 a un Oscar a Mejor Actor Secundario. Recuerda, a su vez, que comenzó en el teatro cuando apenas era un adolescente y que el mundo de la interpretación le alejó de sus estudios. Y que se hizo famoso cuando salió desnudo sobre el escenario, no antes, bromea.

Desde entonces colecciona nominaciones, un premio BAFTA y el trono de numerosos ranking de belleza. Esto último, en vez de halagarle, le inquieta. Su obsesión es "ser reconocido como un buen actor", no como una cara bonita y cree que la vejez puede traerle, por tanto, "posibilidades". Por si acaso no es así, el actor ha sido visto comprando un carísimo cargamento de productos antiaging. Al menos, eso dijo una mujer al National Enquirer.

La prensa y Law: un binomia mal avenido

A Jude Law, celoso guardián de su intimidad, le "enferma" la prensa rosa. Es habitual que el actor se queje en las entrevistas del acoso que sufre por parte de algunos medios, cuyos fotógrafos acampan a sus anchas, día y noche, en el jardín de su casa londinense.

En 2009 Law fue retratado mientras apartaba de un manotazo a una reportera gráfica que le esperaba a la salida de un restaurante. Aquello se resolvió ante la Justicia, que lo hizo a favor del actor. "Los paparazzi parecen francotiradores, les basta con tener una foto tuya y luego los redactores se inventan la historia", lamenta. Los periodistas no son su único objetivo: "La propia Policía vende información sobre la intimidad de las personas", advierte. A su divorcio, en 2003, se remite: "El tribunal envió la sentencia directamente a la prensa. A mí me llegó un par de días después".