Así lo afirmó hoy la Directora General de Intermon Oxfam, Ariane Arpa, en la presentación de un

informe (pdf) en el que se hace balance del maremoto que asoló el sureste asiático, el 26 de diciembre del año pasado.

En rueda de prensa, Arpa señaló que el tsunami provocó el desplazamiento de 1,8 millones de personas, de las que el 20 por ciento han obtenido viviendas, y el resto vive en refugios temporales.

Arpa añadió que en Intermón Oxfam

"hubiéramos querido construir más viviendas, pero no se ha podido por falta de terrenos". También informó de que esta ONG ha empleado 98 millones de euros en el primer año de trabajo, de un presupuesto total de 215. "Es mucho y a la vez es poco pues es el primer año de un proyecto que durará cuatro años, y son enormes las necesidades de la gente", agregó.

La directora general de Intermon Oxfam destacó que la organización ya trabajaba en la zona mucho antes del tsunami y tenían interlocutores en la región, lo que facilitó en gran medida su trabajo. El 32 por ciento del presupuesto se ha empleado en la recuperación de los medios de vida de la población.

Esta organización ha involucrado a la gente de las zonas afectadas en la reconstrucción de sus propias viviendas y pueblos, asignándoles un salario proporcional por su trabajo, lo cual ha funcionado como un empleo temporal.

Después de esta primera etapa la organización ha invertido parte importante de sus

recursos en la compra de barcas y redes para pescadores, tratando de que "las barcas sean propiedad colectivas, incluyendo a la gente de las castas más pobres", aseguró Arpa.

También han impulsado dos nuevas actividades alternativas a la pesca y la agricultura: las tiendas de comunicaciones en las que se emplean teléfonos móviles, y los taxis.

Oxfam Internacional ha invertido el 28 por ciento del presupuesto en sanidad, trabajando en la limpieza de pozos de agua, suministro de agua potable y la prevención de epidemias mediante la

distribución de equipos de higiene que contienen cacerolas para hervir el agua, jabón y detergente.

Arpa afirmó que "el problema no es solo la reconstrucción, sino que la gente pueda recuperar la normalidad en su vida". Agregó que "cada semana mueren en el mundo a causa de la pobreza el mismo número de personas que murieron por el tsunami", y hace falta pasar de la "solidaridad reactiva ante la tragedia, a una solidaridad de día a día".