Rusell Crowe y el lanzamiento de teléfonos

Rusell Crowe fue declarado la semana pasada culpable ante un tribunal de Manhattan por la agresión a un conserje de un hotel neoyorkino acaecida el seis de junio pasado.
Russell Crowe, ayer en Austalia
Russell Crowe, ayer en Austalia
EFE
Russell Crowe, ayer en Austalia

El actor  fue condenado a pagar una multa de 160 dólares y permanecerá en libertad condicional durante un año. Los cargos que se presentaron en su contra fueron los de asalto y posesión criminal de un arma, en este caso el el teléfono.

Ha tenido suerte, el actor, que contrató a los mejores abogados se ha librado de perder su permiso para trabajar en Estados Unidos y ha eludido la cárcel, donde podría haber permanecido hasta siete años.

Rusell Crowe, actualmente en Australia por motivos de trabajo, ha dado explicaciones sobre su comportamiento y se ha quejado sobre el trato que han dado a la noticia los medios de comunicación, según informa la BBC.

“Los viajes de negocios internacionales afectan mucho y te alteran los biorritmos, te dejan algo tocado a la hora de tratar con los trabajadores de los hoteles. Es no excusa reconocer que mi comportamiento fue imperdonable. Lo que hice fue una estupidez. Y eso lo admito”.

El conserje hubo de ser hospitalizado

Para Crowe, los medios de comunicación han sacado el asunto de quicio. "He tenido que pagar una multa de 160 dólares por un hecho que ha ocupado en los medios de comunicación mucho más espacio que el que debería destinarse a temas mucho más graves que afectan a nuestra comunidad”.

La agresión al conserje del hotel, Nestor Estrada, se produjo cuando Crowe intentaba hablar con su esposa, Daniel Spencer, que en aquel momento se encontraba en Australia. Como no lo consiguiera, el actor y ganador de dos oscar se enfureció y le arrojó el teléfono a la cara a Néstor.

El desgraciado empleado hubo de ser ingresado en el hospital ST Vincent con heridas en el rostro. Se sospecha que la ridícula multa no ha sido el único dinero que ha tenido que sufragar Crowe, cuyo abogado, Gerald Lefcout, podría haber cerrado un acuerdo privado con la víctima de la agresión para que el asunto no pasara a mayores.

Dada la condición de personaje público del actor, la ridícula cuantía de la  multa no es en absoluto ejemplarizante. Romperle la cara a alguien, a ojos de la opinión pública, no le ha costado al actor ni 200 dólares.

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