¡Qué porras!

Hubo un tiempo, no tan pasado, en que la porra constituía el conducto para el aprendizaje.
Hoy, las porras vuelven a los colegios, pero, afortunadamente, para velar por el bienestar de los alumnos, cuidando de su integridad y abriéndoles los ojos sobre las lacras que se van a encontrar al cruzar la calle: drogadicción, vandalismo, etc. Bien por la iniciativa, pero no encuentro la razón por la que esta materia, que realmente se precisa, no es impartida por los propios profesores, por Educación en vez de por la Concejalía de Seguridad. Dios (referencia obligada) me libre de molestar a la Policía Municipal, pero igual lo primero que hay que hacer con la educación es dotarla de los profesores y recursos económicos necesarios para que no sea un churro.

Todo ello con las excepciones privadas a la regla que, con dinero público, saben ‘utilizar’ como nadie la porra para que siempre les toque a los mismos.

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