Barack Obama se prepara para la próxima batalla política: la reforma financiera

  • Los republicanos le han dejado claro que pelearán como en la sanitaria.
  • Según Obama, la reforma protegerá como nunca antes al consumidor.
  • La mayoría de las encuestas demuestra un gran apoyo a la reforma.
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, en un discurso en defensa de la reforma sanitaria.
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, en un discurso en defensa de la reforma sanitaria.
Michael Reynolds / EFE
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, en un discurso en defensa de la reforma sanitaria.

El presidente de EE UU, Barack Obama, instó este sábado al Congreso a que apruebe la reforma del sistema financiero, pero la oposición ha dejado claro que, al igual que la la reforma de salud, ésta tampoco será un camino de rosas.

La aprobación de la reforma sanitaria el mes pasado, difícil como fue, dio bríos a la Administración Obama y revitalizó a la base demócrata, pero ahora la pregunta en boca de muchos es si esa victoria ayudará a la Casa Blanca a sacar adelante la reforma financiera. "Mi esperanza es que demócratas y republicanos encuentren un terreno común y avancen juntos", manifestó Obama en su discurso radiofónico de los sábados.

La reforma financiera, que se debatirá la próxima semana en el pleno del Senado, es la siguiente prioridad política de Obama, quien reiteró que la crisis económica tuvo, entre otros orígenes, el sector financiero. Según Obama, la reforma protegerá como nunca antes al consumidor y obligará a los grandes bancos y compañías de tarjetas de crédito a suministrar información clara sobre sus productos.

Al enarbolar la causa de la reforma del sistema regulatorio de Wall Street, Obama ha tenido buen olfato: la mayoría de las encuestas demuestra un gran apoyo a la reforma. Sin embargo, los republicanos, que ofrecieron un muro de resistencia a la reforma de salud, han adoptado el eslógan de "rescates perpetuos" para desvirtuar la legislación del senador demócrata Christopher Dodd, aprobada sin ningún voto republicano en el Comité de la Banca.

Obama ha dicho que vetará cualquier medida que no imponga límites al mercado de derivados, que contribuyeron a la crisis económica cuando sus valores sufrieron una estrepitosa caída durante la crisis hipotecaria. Los derivados son sofisticados instrumentos financieros ideados como un seguro contra los altibajos en los precios o las cotizaciones pero, por su naturaleza, estos contratos puedan generar gigantescas pérdidas o ganancias.

"Asfixia a los pequeños negocios"

Se llaman "derivados" porque su rendimiento se deriva a su vez del rendimiento de otros bienes que se negocian en el mercado, por ejemplo, bonos del Gobierno, materias primas, hipotecas y acciones. Estos derivados, que alimentan el capitalismo global, se popularizaron en la última década como mercados no regulados de apuestas y especulación, lo que situó el epicentro de la crisis en Estados Unidos.

La legislación ante el Senado prevé que el Gobierno, por primera vez, regule el mercado de derivados; establece un consejo para detectar amenazas al sistema financiero, y pone en marcha una agencia de protección al consumidor de cara a las instituciones financieras, entre otros elementos. Los 41 republicanos en el Senado han prometido mantenerse unidos en contra de la reforma.

El líder de la oposición republicana en la Cámara Alta, Mitch McConnell, cree que la legislación institucionaliza "los perpetuos rescates de los bancos de Wall Street con fondos de los contribuyentes". Los republicanos, que por ideología se oponen a la injerencia del Gobierno en el libre mercado, se quejan de que las mayores regulaciones terminarán asfixiando "a los pequeños negocios y bancos comunitarios", según indicaron el viernes en una carta al líder de los demócratas en el Senado, Harry Reid.

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