Las obras de las calles peatonales de la capital se ejecutan "sin calidad ni control"

  • El pavimento se estropea pronto por las prisas para las inauguraciones.
  • También se ve afectado por las chapuzas y la falta de vigilancia.
La calle Arenal tiene losas hundidas desde que se reformó en 2006.
La calle Arenal tiene losas hundidas desde que se reformó en 2006.
JORGE PARÍS
La calle Arenal tiene losas hundidas desde que se reformó en 2006.

"Una chapuza". Los urbanistas e ingenieros no dudan en calificar así las obras de peatonalización de Madrid. El adoquinado está mal colocado, se ejecuta con prisas y el Ayuntamiento impone escasos controles de calidad, según los expertos. Con estas condiciones no es de extrañar que el pavimento se estropee a los pocos días de su inauguración.

Las baldosas del entorno del Prado, Sol y Mayor están sueltas, hundidas y llenas de agujeros, como publicó este miércoles 20 minutos. La deficiente conservación y la reducción del gasto público son dos de las causas de este rápido deterioro, pero hay más: "La ejecución de las obras deja mucho que desear. Si no lo haces perfecto al principio acabas siendo esclavo de tu propia ineficacia", dice Francisco Herrera, presidente de la Fundación para el Progreso de Madrid.

Los ingenieros creen que el problema está en la base de las baldosas: "Los adoquines se asientan sobre una capa de arena, en lugar de cemento rígido. La lluvia y las pisadas machacan el suelo, y más aún si pasan coches", explica Edelmiro Rúa, presidente del Colegio de Ingenieros de Caminos. "Además hay que mantenerlo, el pavimento no es eterno", añade el ingeniero.

"Componente electoral"

La mala calidad tiene que ver con la urgencia por acabar a tiempo para la inauguración. "El componente electoralista hace que se trabaje con prisas", según Herrera. Por ello, "el Ayuntamiento se salta los controles de calidad y no exige a las empresas que entreguen las obras en perfectas condiciones", añade José Manuel Rodríguez, edil socialista de Obras y Espacios Públicos.

Coches sobre adoquines endebles

La coexistencia de coches y peatones está convirtiendo en polvo las zonas adoquinadas de la calle Arenal, el entorno de la plaza Soledad Torres Acosta o el Barrio de las Letras. "No se controla el pavimento que se pone en función del uso que se va a dar. Si van a pasar coches debe ser más resistente", aconseja el presidente del Colegio de Ingenieros de Caminos.

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