Locales de ensayo para todos, ¿una utopía?

  • Los grupos españoles se quejan de la falta de salas para ensayar y de los precios altos de las que ya existen; piden más subvenciones.
  • Espacios como Bilborock o los locales de la Comunidad de Madrid, promovidos por la Administración pública, son muy escasos.
  • Algunas bandas acaban ensayando en instalaciones multiusos y sin acondicionar; otros optan por construirse su propio local.
Grupo de música ensayando en las instalaciones de Bilborock (Bilbao).
Grupo de música ensayando en las instalaciones de Bilborock (Bilbao).
BILBOROCK
Grupo de música ensayando en las instalaciones de Bilborock (Bilbao).
Forma parte del mito, aunque también de una realidad poco esperanzadora. Nacha Pop o la E Street Band del Boss pasaron por un garaje antes de alcanzar la gloria en los escenarios. Ellos, al menos, tenían un lugar de confianza en el que fraguar -o destrozar- melodías y rasgar sus guitarras; hoy los incipientes talentos lo tienen más difícil: poca gente dispone de una vivienda unifamiliar, el resto tiene vecinos y, por si fuera poco, el tema de los locales de ensayo suscita más enfados que alegrías entre las bandas.

<p>We are Standard - 300</p>"Hay pocos y son caros, deberían estar subvencionados por los ayuntamientos". Lo dice Deu, de We Are Standard (en la imagen, a la derecha). Después de recorrer varios, decidieron construirse un espacio propio en Deusto (Bilbao) al que se mudarán en verano, "en unos edificios industriales". Mientras tanto, un amigo les alquila un "local semi enterrado rodeado de naturaleza" en la localidad de Loiu.

Al grupo Extraperlo, sin embargo, no le gusta el concepto clásico del local de ensayo y aún no ha encontrado "nada que se adapte" a sus pretensiones. Borja, el cantante, cree que el problema no es cuantitativo, sino cualitativo: "Uno se acostumbra a sitios que suenan mal, me parece algo deprimente; nosotros hacemos las canciones en casa, estamos más cómodos". A la hora de juntarse para comprobar cómo suenan, lo hacen en una fábrica en L'Hospitalet de Llobregat.

"Un apartamento sin amueblar"

Y es que el extrarradio de las grandes urbes acapara una actividad para la que, además, sólo unos cuantos negocios están realmente preparados. Hay dos problemas: la distancia y el acondicionamiento. Por eso, Pablo Rubio, de El Observatorio Musical (en la imagen, a la izquierda), se muestra tan orgulloso de las instalaciones que gestiona con otros tres socios en Madrid. Suman unos 2000 metros cuadrados –empezaron con 600 en 2003- y se puede llegar a ellas en metro. Él mismo tuvo un grupo, que compartía sala en la famosa Ritmo y Compás; cuando llegó la hora de buscar algo en exclusiva, se encontró con una lista de espera eterna. "Hay mucha demanda, sobre todo en el centro y, debido a la crisis, del alquiler por horas", explica.

<p>El observatorio musical - cafetería - 300</p>Ellos ofrecen esta fórmula, con precios desde 9 euros, para la que cuentan con diez salas abiertas prácticamente todo el año y por las que pasan unas 100 bandas al mes. Si se necesitan instrumentos, también los proporcionan. Pero también tienen unas 54 salas que puede alquilarse por meses "como un apartamento sin amueblar", para lo que el grupo disponga. Poner a punto uno de estos locales es costoso: 14.000 euros para unos 17 metros cuadrados, incluyendo aislamiento, tarima, puerta blindada, etc.

Por allí han pasado, por ejemplo, Radio Futura, Josele Santiago o el reparto del musical Forever King of Pop. Y para las próximas semanas esperan la visita de una estrella internacional cuyo nombre no quieren desvelar. Para estas ocasiones cuentan con una sala especial de 50 metros en la que hasta "se graban maquetas". La ocupación de El Observatorio es, actualmente, del 70%, siendo la cafetería -paradójicamente- su mejor reclamo. Pero su concepto sigue siendo harto inalcanzable para, por ejemplo, grupos pequeños como 3N.

Bilborock, un referente nacional

Los madrileños, liderados por Rubén Fernández, miran hasta el último céntimo, aunque también han buscado independencia a la hora de encontrar un lugar para ensayar. Pagan al mes 270 euros –"otros pagan 700 u 800 por 20 metros y compartiendo"- en un local polivalente situado en un polígono de Torrejón de Ardoz, a las afueras de la capital. Tienen "luz y agua y está vigilado", aunque se dejaron un dinero poniéndole a su gusto "moqueta, aire acondicionado, focos y hasta el suelo". Pasan allí demasiado tiempo.

<p>Bilborock - 300</p>Eso es algo que no podrían hacer, por ejemplo, en Bilborock (en la imagen, a la derecha), un espacio multifuncional ubicado en la antigua iglesia de La Merced que depende del Área de Empleo, Juventud y Deportes del consistorio vizcaíno, y que gestiona la Asociación La Caldera. Intentan, desde hace 12 años, dar "oportunidades a todos", según explica el coordinador Luis Solo, y al año logran el registro de 272 grupos que alquilan sus siete locales de ensayo por horas: siempre con un máximo de tiempo y varios precios -desde dos euros- dependiendo de si están empadronados o son usuarios.

El caso es que se les considere un "referente" y que por allí pase, entre todos, el que tenga "menos posibles". Y también han visto crecer a grandes de la escena nacional, como Platero y tú, el antiguo grupo de Fito Cabrales.

Subvenciones públicas insuficientes

Un escalón por encima, aunque en esa misma línea, se encuentran los locales de ensayo de la Comunidad de Madrid, sitos en el mismísimo suburbano –estaciones de Usera y Cuzco- y que ofrecen la posibilidad de disponer de una sala durante un mes y gratis. Son únicos en su especie, aquí y "a nivel mundial".

"Los de pago nos llaman para derivarnos gente", asegura Javier Escudero, que a través de Ensayarte se ocupa de la dirección. Ponen el equipo, aunque la gente se lleva sus instrumentos, y trabajan en dos turnos, mañana y tarde; para ensayar allí hay que hacer una solicitud. "Hay mucho movimiento desde siempre". Las instalaciones han cumplido 20 años y tienen, asimismo, un estudio para grabar, masterizar y mezclar, una bolsa de trabajo y la posibilidad para las bandas de participar en concursos o en festivales.

<p>Polock - 300</p>Es una de las escasas alternativas propuestas desde la administración pública, que casi siempre se restringen a un ámbito "más local". En ciudades como Zaragoza, según el empresario Santiago Arqué, que estuvo 33 días en huelga, las subvenciones culturales no son suficientes y la ilegalidad impera en el sector. Sus cuatro salas de ensayo, las únicas registradas como tales en la ciudad, peligran económicamente. En Valencia no está mejor la cosa, según el grupo Polock (en la imagen, a la izquierda), ya que hay "mucha gente que se queja".

Papu, el cantante, confiesa que ellos consiguieron un "chollo" a buen precio en la zona de la Alboraia: "Se ve que le caímos bien al dueño". Comparado con el resto de Europa, en cualquier caso, España sale perdiendo. "Tenemos un par de grupos amigos en Berlín, hay muchos más espacios habilitados y mejores económicamente hablando", explica. Cruzando el charco es otra historia, según Extraperlo; su experiencia con otros países se refiere a EE UU, donde sus amigos ensayan, ellos sí, en casa. "Toda una utopía".

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