Los ingresos por tiques no son suficientes para compensar el servicio, según los antiparquímetros. Si no fuera por las multas del SER, los parquímetros de la periferia serían un saco sin fondo.

En los cuatro años de vida de la ampliación del servicio, el Ayuntamiento ha pagado a las empresas que lo gestionan 158,8 millones de euros por el canon de la adjudicación, pero sólo ha ingresado 83,2 millones por la expedición de tiques.

Por tanto, el SER periférico acumula un déficit de 75,6 millones, según denuncian los antiparquímetros, que se concentraron el jueves en Cibeles para pedir la retirada del servicio en sus barrios. "Este déficit se compensa con las sanciones, lo que confirma que la extensión de los parquímetros sólo tiene finalidad recaudatoria", criticó Pedro Casas, de Carabanchel Alto.

Sin rotación de coches

En cambio, en el centro de la capital sí son rentables. Allí, sin contar la recaudación por multas, hay un superávit de 51,9 millones. Esto se debe a que en los barrios céntricos (al contrario que en los periféricos) el SER sí cumple la función para la que están ideados: fomentar la rotación de los coches estacionados durante el día.

Además, el jueves se conoció otra sentencia judicial que obliga al Ayuntamiento a devolver el importe de una multa a una vecina de Tetuán, basándose en la anulación de los parquímetros fuera del centro.