En total, bajo estas amenazas, el acusado, adicto a sustancias estupefacientes, consiguió atracar un comercio y un banco en Santander, y otro banco en Torrelavega. En uno de los casos se había cubierto el rostro con un gorro, y en todos lo hacía reclamando el dinero mientras mostraba una pistola que simulaba ser auténtica.
Además, intentó otro cuarto atraco en Santander, del que desistió después de que el empleado le explicara que no tenía efectivo disponible y que además la caja tenía un mecanismo de retardo de diez minutos.
El acusado fue detenido el pasado 3 de marzo, y en el registro de su domicilio se encontró la pistola que supuestamente había utilizado, y que en realidad era una detonadora o de fogueo. El atracador cometió los atracos bajo los efectos de su adicción a sustancias estupefacientes, lo que se fija como atenuante.
Por estos hechos, que el acusado ha admitido, se le condena a un total de siete años de prisión, así como a indemnizar a los establecimientos con las cantidades robadas, en una sentencia dictada con su conformidad y en la que se rechaza la posibilidad de suspensión de la pena .
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