La acusación particular eleva a 4 años la pena para un joven acusado de abandonar a una niña en un Valladolid

La madre de la menor asegura que la menor cuenta que fue introducida en el maletero del coche y que estuvo en el parque y otro sitio

La acusación particular elevó a cuatro años de cárcel la petición de pena para un joven de 25 años, Héctor S.H.G, por dejar abandonada en un parque del barrio vallisoletano de Parquesol a una niña de cuatro años, sobrina de la que era su pareja cuando ocurrieron los hechos, en mayo de 2006.

Y es que el abogado que representa a los padres de la menor entiende que el acusado cometió un delito de detención ilegal y una falta de lesiones, de ahí que, amén de la referida pena privativa de libertad, solicitara una indemnización de 12.000 euros.

Por su parte, el fiscal pidió un año de prisión por abandono de la menor y la defensa la libre absolución de su patrocinado, al entender que ni siquiera se debería haber llegado a juzgar hechos "de tal simpleza", que encajarían, según precisó, en el calificativo de "mentira piadosa" y una conducta "infantil" del joven.

Durante el juicio, que quedó visto para sentencia en la Audiencia de Valladolid, el acusado reconoció que el 8 de mayo de 2006 llamó al colegio de la niña, el Tierno Galván, ubicado en Parquesol, y se hizo pasar por el padre de la menor para decir que un tío suyo iba a pasar a recogerla para llevarla al médico.

Héctor S.H.G, que llevaba tres años con Lorena R.G, tía carnal de la menor, acudió poco después al colegio, recogió a la niña sobre las 10.25 horas y la montó en el coche que tenía en segunda fila para después dar una vuelta a la manzana y aparcar. En la declaración recogida por Europa Press, explicó que fue a un parque cercano al colegio, jugó con la niña por espacio de unos 20 minutos y posteriormente acudió a devolverla al centro educativo, si bien fue entonces cuando se asustó y volvió al parque tras comprobar que había policía a la entrada del centro escolar.

Más tarde, dijo, se acercó a ver si los agentes se habían marchado mientras la niña estaba en el parque, momento en el que vio cómo una mujer que pasaba por el lugar se hizo cargo de la cría y la llevó nuevamente al colegio tras hallarla sola y llorando. El procesado reconoció haber llamado posteriormente al centro educativo para comprobar, también haciéndose pasar por el padre de la menor, si ésta había vuelto a clase.

Héctor S.H.G. afirmó que su intención no era otra cosa que dar una "sorpresa" a la niña, que se dirigía a él como "tío", para lo que aprovechó el tiempo que tenía entre las clases del instituto, al que acudía en el coche, y por ello la montó en el mismo. El acusado reconoció que fue una "tontería" que se le ocurrió y que se asustó al creer que la presencia policial se debiera a su "mentirijilla" de hacerse pasar por el padre.

Encerrada en el maletero.

Sin embargo, la madre de la menor, Patricia R.G, explicó durante el juicio que cuando acudió al centro y preguntó a la niña lo ocurrido ésta explicó que había ido a buscarla "tío Héctor", quien, según la cría, la pegaba cada vez que se dirigía a él de esta forma puesto que quería que le llamara "tío José Alberto".

Además, la progenitora aseguró que la niña mantiene que fue encerrada en el maletero del coche, algo que todavía recuerda y manifiesta en diversas ocasiones, y que estuvo en dos sitios diferentes, en el parque y en otro en el que sólo había arena y hierba.

Tras lo ocurrido, la menor fue sometida a un exhaustivo reconocimiento médico en un centro sanitario, sin que se observasen lesiones, a excepción de unos hematomas que podían tener otro origen o que no parecían recientes, según corroboró uno de los médicos que examinó a la víctima.

La versión que la niña de cuatro años contó a su madre coincide con la que explicó también en su momento al padre y, durante la vista, ambos afirmaron que actualmente cuando la menor ve una rendija de luz dice que es como la que veía desde el interior del maletero del coche de Héctor.

Sin embargo, la Sala rechazó al inicio del juicio tomar declaración a la menor, contrariamente a lo solicitado por la acusación particular, que en su alegato final destacó el hecho de que todos los testigos coincidieran en lo que la niña dice y explica del día de los hechos.

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