Tres mil colores

Gitanas, payas, casadas, solteras, viudas, separadas, mayores, jóvenes... las mujeres del Polígono Sur se unen para ser fuertes.
Mientras las madres estaban reunidas, sus hijos cenaban en la improvisada guardería del Esqueleto.
Mientras las madres estaban reunidas, sus hijos cenaban en la improvisada guardería del Esqueleto.
M. C.
Mientras las madres estaban reunidas, sus hijos cenaban en la improvisada guardería del Esqueleto.
«Voy a contaros una historia cierta, la de una mujer negra que cambió una ley en los Estados Unidos por negarse a dar su asiento del autobús a un blanco». Así atrajo la atención de sus compañeras una de las vecinas de las Tres Mil Viviendas, que acudió la tarde del lunes a la reunión convocada para unir sus fuerzas frente a los problemas del barrio.Son ellas, las mujeres, las que dan color a una vida que, si no, sería totalmente gris. Son ellas las que están cansadas de pedir sin recibir. Piden guarderías, pediatras, que el Ayuntamiento limpie sus calles, más policías para combatir la inseguridad y la violencia, y para ellas, cursos, formación que les sirva para encontrar empleos.

Están hartas de ver a sus niños jugando entre porros y papeles de plata, rodeados de traficantes cuando se asoman a la ventana para echarles un vistazo.

Ideas no les faltan, pero si algo quedó claro en la reunión es que se sienten solas. «¿Dónde vamos con nuestras quejas? ¿A quién se las planteamos? Llegaron a una conclusión: llamar la atención de la gente. ¿Cómo? Con manifestaciones. La primera, el último jueves de noviembre a las 10.30 h en plaza Nueva.

«Somos un vertedero internacional»

Las mujeres del Polígono creen que la llegada de las familias procedentes del asentamiento de Los Bermejales no ha beneficiado al barrio. Los «caracoleños», como los llaman, no los dejan dormir, hacen barbacoas en las aceras y sus niños, que no van al colegio, van sin peinar y desnudos. «Nos llaman el barrio sin ley. Somos el basurero internacional», dice una vecina.

Remedios Jiménez 65 años

Suciedad. Siete hijos y 15 nietos. «El barrio está muy sucio, lleno de ratas que se cuelan por todos los sitios y entran hasta en las casas. A la vera de mi casa hay bombonas de butano tiradas en la calle. Deberíamos tener más barrenderos que limpien a diario las calles. Otro de los grandes problemas de las Tres Mil Viviendas es la inseguridad que hay, el barrio está muy mal».

Teresa Martín 63 años

Inseguridad. Cinco hijos y ocho nietos. «Necesitamos más vigilancia porque hay muy poca. Hay muchos coches y motos abandonados. En Polígono Sur llevamos dos años enteros escuchando que van a hacer muchas cosas y no hacen nada. Por eso, los vecinos estamos hartos y cansados de acudir a las manifestaciones que convocan».

Carmen Sánchez 38 años

Droga. Cinco hijos. «Vivimos muy mal y esto es lo que tenemos. En el barrio hay muchísima droga. Hay demasiados traficantes, que venden por todos lados, y muchos que compran. Los niños, pequeños y grandes, lo ven a diario en las calles. Hay mucha delincuencia y ninguna vigilancia policial».

Sonia Iturriaga 33 años

Mala imagen. Una hija. «Aquí las mujeres están muy limitadas. Desde la Coordinadora de Mujeres de Polígono Sur, que ha convocado la reunión, queremos que se escuche su voz. Estamos haciendo muchos cursos y nos da pena que siempre sale lo mismo. Las Vegas no es toda las Tres Mil Viviendas».

Noemí Pisa 23 años

Guarderías. Dos hijos. «Soy vendedora ambulante. No puedo acompañar a mi marido porque los niños se pierden en el mercadillo. He echado los papeles en la guardería y me dicen que no hay plaza. Hay muchos colegios, pero sólo dos guarderías, una privada y otra pública. Necesitamos más».

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