Tricicle: tres décadas sobre tres ruedas

  • Gràcia, Mir y Sans, más de 30 años haciendo reír sin palabras.
  • Tricicle, un "matrimonio a tres" que el día de su 'boda' comió conejo con caracolas, repasa ahora sus mejores sketches.
Tricicle, recordando sus 30 años juntos.
Tricicle, recordando sus 30 años juntos.
Tricicle, recordando sus 30 años juntos.

Septiembre de 2009. En el Teatro Lope de Vega de Madrid, días antes del estreno de Spamalot en la capital, una periodista conversa con Joan Gràcia, Paco Mir y Carles Sans -es decir, Tricicle-, directores del musical.

"En el reparto de Spamalot tienen a actores cómicos, a actores dramáticos, a Víctor Ullate...", les dice ella. "Has puesto una cara fatal para Víctor Ullate", la interrumpe Mir. La periodista intenta explicarse: "No era mi intención, simplemente sorprende que hayan incorporado a un bailarín...". En vano, porque a la siguiente pregunta -"¿tras las funciones, qué oyen comentar al público?"- le responden: "Que es un espectáculo cojonudo. Lo que pasa es que está Ullate. Ven un día que no esté". Y lo llaman: "¡Víctor, Víctor, ven un momento!".

Segundo intento: "Cuando les propusieron esto...". "¿A Víctor? Tuvimos que acogerlo, estaba pasando por una época muy dura. Ya que nos has tirado de la lengua... El año pasado le tocó la Primitiva, pero no tenía trabajo. Él ha montado todo esto; el público lo paga él, y cuando ve que no aplaude nadie, los echa".

Tercer intento: "¿Los creadores de Spamalot les pusieron alguna condición?". "Que actuase Víctor Ullate. Bueno, que no podíamos cambiar el sexo de los personajes. Víctor quería hacer de Dama del Lago, y le dijimos: no, tú tendrás que hacer de Robin".

"Una medallita"

De lo expuesto podrían extraerse varias conclusiones, la mayoría desacertadas. En primer lugar, que Tricicle se sirve del lenguaje para hacer reír. Como bien es sabido, hacer reír sí es el objetivo de sus trabajos, pero sirviéndose de un humor gestual en el que "todo vale excepto el mal gusto".

También podría pensarse, por ejemplo, que uno de ellos lleva la voz cantante. Al contrario. Las oraciones de Gràcia, Mir y Sans no sólo coinciden, sino que además se completan. Hasta el punto de que si se transcriben tal cual se pronunciaron y se ponen en boca de una sola persona (como aquí), forman un discurso coherente.

Semejante compenetración discursiva la dan más de tres décadas de trabajo en equipo, las que han transcurrido desde el 1 de noviembre de 1979. Ese día ofrecieron una "actuación precaria", recuerdan, por la cual recibieron como pago conejo con caracolas.

El primer espectáculo en un teatro, Manicómic, llegó tres años después. Con él se dieron cuenta de que podían mantener la atención del público durante 90 minutos. El espaldarazo definitivo, el que los hizo populares, se lo dio el programa de televisión Un, dos, tres.

Aseguran que su "matrimonio a tres" no ha sido "tan difícil", pero reconocen que tampoco se podría definir como un "idilio permanente". Por mantenerlo se muestran orgullosos: "Es una de las medallitas que nos podemos poner".

El aniversario les ha servido como pretexto para añadir al show actual, Garrick, lo que ellos han llamado 30 años. Se trata de un repaso de unos diez minutos por algunos de sus mejores sketches. Están el de los sanitarios, el de los dodotis y Jango (en el que gesticulan con Soy un truhán, soy un señor); todo un "subidón" para sus seguidores.

30 años recuerda que Tricicle son maestros en el arte de transformar un objeto (un asiento de váter, una cola de perro, un avión de papel) en una historia, su "símbolo de identidad". Demuestra, además, que su humor es atemporal, que sus espectáculos se pueden revisar en cualquier momento.

"Como la Coca-Cola"

Volviendo a la conversación inicial, cabría deducir también que Tricicle improvisa. Nada más lejos de la realidad. "Cuesta mucho desarrollar un espectáculo partiendo de cero y que se pueda representar sin palabras", explica Sans. Eso aunque el esfuerzo se convierta luego en gags de una media de diez segundos.

¿Se explica, así, que en treinta años Tricicle sólo haya creado siete espectáculos? "Somos como la Coca-Cola", bromea Mir, "que sólo ha dado dos productos". Lo cierto es que cada uno de sus montajes permanece en cartel durante un promedio de cuatro años. Después, los dejan, "no porque caiga la demanda", sino por su propio cansancio. "Cuando funciona, sólo nos interesa disfrutar de ello hasta que dure", apunta Sans. De momento, van treinta años.

Sólo les falta hacer videojuegos

Tres décadas les han dado "sólo" para siete montajes (Manicómic, Exit, Slastic, Terrific, Entretrés, Sit y Garrick)... y otras muchas creaciones relacionadas con el mundo del espectáculo. Han protagonizado series de televisión (Tres estrellas, Chooof), han producido otras, han dirigido la película Palace, han adaptado ópera para niños, han escrito guiones para dibujos animados, han protagonizado campañas publicitarias, han aparecido en las Olimpiadas de 1992 en Barcelona y han colaborado en programas de radio, entre otras actividades. Dicen que sólo les falta crear videojuegos, algo a lo que no cierran la puerta.

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