Ana Peleteiro deja atrás los años duros

Ana Peleteiro celebra el bronce en los Campeonatos del Mundo de pista cubierta de Birmingham 2018.
Ana Peleteiro celebra el bronce en los Campeonatos del Mundo de pista cubierta de Birmingham 2018.
Real Federación Española de Atletismo
Ana Peleteiro celebra el bronce en los Campeonatos del Mundo de pista cubierta de Birmingham 2018.

Ana Peleteiro acaparará las miradas en el Campeonato de España Universitario de atletismo que se disputa desde este sábado en Andújar (Jaén). Será el regreso a la competición de la joven medallista, que hizo historia al colgarse el bronce en los Campeonatos del Mundo de pista cubierta de Birmingham 2018.

A sus 22 años, Peleteiro viene de pisar su primer podio mundial absoluto y de lograr la primera medalla mundial española en triple salto en unos Mundiales de pista cubierta. Y lo consiguió firmando la segunda marca nacional de la historia, ya que mejoró su registro personal en 18 centímetros y voló hasta los 14,40 metros.

El título de campeona del mundo junior que la gallega logró en 2012 con 16 años, dos menos que sus rivales, hacía prever que el atletismo español contaba con un diamante en bruto. Pero el camino entre una medalla y otra, que le ha llevado de Galicia a Madrid pasando por Lisboa, no ha sido nada sencillo de atravesar.

Un palo olímpico

La lesión en el talón que arrastraba en la primavera de 2016 (un quiste interóseo en el calcáneo) le impidió seguir luchando por la clasificación olímpica para Río 2016. Se vio obligada a renunciar cuando buscaba la mínima a solo un mes de los Juegos: “Es duro tomar esta decisión en un año olímpico, pero seguir saltando infiltrada, sin sensibilidad en el pie solo me puede dar más problemas”, explicaba al anunciar su decisión.

Peleteiro llevaba ya dos temporadas sin conseguir marcas competitivas y podía parecer que el salto al nivel absoluto era demasiado grande para ella.

La resurrección comienza en Londres

Fueron “años muy duros” pero la triplista reaccionó y se clasificó para los Campeonatos del Mundo al aire libre de Londres 2017, donde se metió en la final batiendo su mejor marca personal. En el cuarto salto se hizo daño y no pudo seguir saltando, por lo que terminó la competición en un más que meritorio séptimo puesto. El sabor era agridulce pero avisaba en la misma zona mixta que solo quería “recuperarme para volver con más fuerza”.

Solo siete meses después la promesa se hizo realidad en Birmingham, con una competición que invita al optimismo de cara al futuro. Ha quedado claro que Ana sólo necesitaba madurar como cualquier persona de su edad. Ahora continúa su progresión entrenando junto a la referente  mundial de su especialidad, Yulimar Rojas, a las órdenes del mítico Iván Pedroso.

Del tartán al césped y el balcón del Ayuntamiento

La atleta sintió el calor de su gente tras su éxito mundial. Fue recibida con honores en la villa coruñesa de Ribeira, su localidad,  donde sus vecinos le rindieron un sentido homenaje. ‘Su’ Celta de Vigo no quiso ser menos y le entregó la insignia de plata del club y le invitó a hacer el saque de honor en los prolegómenos del partido de Liga que le enfrentaba al Málaga.

El potencial de Ana Peleteiro ha quedado fuera de toda duda. Lo que hace dos años parecía imposible es ahora una prometedora realidad porque no ha dejado de luchar por su sueño, que si todo transcurre por su cauce habitual le llevará a los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. De momento se fija a los Europeos de Berlín de este verano y apunta alto. Los “años duros” han pasado y ahora parece que lo mejor está por llegar.

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