Pepinos, castañas, fresas, fertilizantes, maquinaria agraria, el cobre de los pozos de riego, placas solares, cochinillos, corderos, colmenas, aceitunas... Hasta los plásticos de los invernaderos. El sector agrario y ganadero no recuerda una oleada de robos tan intensa y generalizada en el campo español.

Los ladrones lo están esquilmando todo. "Sabemos que el campo es más difícil de vigilar, pero de un año a esta parte está siendo tremendo. Todas las federaciones provinciales nos lo están denunciando", señala a 20 minutos un portavoz de la asociación de agricultores Asaja. Sólo en Andalucía se están recibiendo 70 denuncias al mes.

La crisis ha provocado este aumento de robos. "Hay más gente con necesidad, roban las cosechas para consumo propio o revenderlas en mercadillos", explican en Asaja. Sin olvidar a las bandas organizadas, que saben que el campo tiene menos vigilancia policial que la ciudad.

El asunto ya ha llegado al Congreso. La diputada del PP Carmen Quintanilla acaba de presentar una proposición no de ley "para que se incremente el número de guardias civiles en los puestos rurales ante esta oleada de robos".

Los casos son de lo más variopintos. En Igualeja (Málaga), los cacos se adentran con furgonetas en las fincas privadas para sustraer la cosecha de castañas de la zona.

En febrero de este año, 1.500 agricultores de Alcásser y Picassent se quedaron sin riego tras el robo de dos transformadores que alimentaban el sistema.

Y a Miguel Jiménez, ganadero de Las Mesas (Ciudad Real) le han robado 75 corderos en tres asaltos distintos. "He tenido que poner perros y alumbrado y pondré cámaras para proteger mi negocio", explica a este diario.

"Un día va a haber una desgracia. Ya hasta roban de día. A mí me han atracado tres veces en un año. Se han llevado gasoil, baterías, antenas, cobre, ¡hasta las ventanas de aluminio de la casa!, válgame Dios", se lamenta José Luis Alarcón, agricultor en Socuellamos (Ciudad Real).

Más policías

Agricultores y ganaderos piden más presencia policial y más patrullas nocturnas. En los últimos diez años, los robos en las zonas rurales han crecido un 110%. Y este último año se han multiplicado, reconocen en la Guardia Civil.

¿Pero hay suficientes agentes? En toda España hay 2.063 cuarteles, en los que trabajan 31.000 guardias civiles dedicados a seguridad ciudadana. "La plantilla es deficiente en el campo. Habría que aumentarla un 25% en las zonas rurales. Hay acuartelamientos con cinco agentes que cubren varios pueblos. Así es muy difícil estar operativo las 24 horas", señala un portavoz de la Unión de Oficiales de la Guardia Civil.

El 40% de los acuartelamientos tienen menos de 15 agentes en plantilla, señalan en la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC) y los hay sólo con tres efectivos. "Es imposible ser operativo con ese número. Y eso los ladrones lo saben", concluyen.

Guardias civiles mal distribuidos

Desde la AUGC quieren dejar claro que el problema no es de falta de efectivos. "Somos el segundo país de la UE con más policías, 2,3 por cada 1.000 habitantes", lo que pasa es que la plantilla está mal distribuida.

"En vez de mantener pequeños puestos rurales con pocos agentes, lo más operativo es unir estos pequeños puestos en una gran comisaría que permita dar servicio las 24 horas a toda una comarca".

TESTIMONIO

Rodeado por la tragedia

Luis Navarrón Bustos

Agricultor en Ciudad Real, 48 años

"Me han robado hasta la vida, mataron a mi madre"

Los últimos dos años en la vida de Luis están rodeados de tragedia. Él, más que nadie, sabe lo que es sufrir las consecuencias de los robos que ha padecido en su explotación agrícola de Socuellamos (Ciudad Real).

En estos dos años le han robado cuatro veces. Le han quitado de todo, un inyector de abono, el gasóleo de su maquinaria, incluso la furgoneta. Los ladrones no han respetado nada, ni a su familia. "A mí me han robado hasta la vida".

En uno de esos robos, dos ladrones, un español y un rumano, mataron a su madre de 73 años, que residía con él y su mujer. "Fue terrible. Pocos meses después del crimen, mi esposa, de 44 años, murió de un derrame, creo que del disgusto de todo lo que nos pasó", señala Luis.

Él sigue adelante con sus tres hijos y sus cultivos de vid. "La verdad es que los ladrones están arrasando con todo. Me hicieron un boquete con un mazo para robarme el gasóleo e incluso se llevaron dos tristes metros de cable que tenía en el techo, arrasan con todo", se lamenta.